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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Cine negro. Intriga Un grupo de atracadores trata de conseguir el robo perfecto. Uno de ellos llevaba 15 años alejado del oficio, pero, cuando un antiguo colega aparece, no puede resistir la tentación de un nuevo golpe. Todo está medido al detalle, pero... (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean Delannoy fue uno de los blancos favoritos de los jóvenes leones de la nouvelle vague. De alguna manera, simbolizaba el cine academico, esteticista, engolado y encorsetado que tanto odiaban. El tiempo ha devuelto las cosas a su lugar, y muchos de los antes críticos acabaron haciendo ese tipo de cine académico, esteticista, etc., que tanto pregonaban odiar. Delannoy era lo que podría llamarse un sólido artesano. Todo dependía del material que cayera en sus manos. En el caso que nos ocupa, a las puertas de los años 70, El imperio de los canallas parece pertenecer a la década de los 50, tanto por la ambientación como por el tonillo de los diálogos, y sobre todo la aparición del inmenso Gabin, que siempre pareció mayor de lo que era (cuando leo las novelas de Maigret, es él quien siempre acude a mi mente). Se trata de la típica película del último-atraco-antes-de-retirarme que tan bien plasmaron Jacques Becker en No toquéis la pasta o Jules Dassin en el megaclásico Rififí, y que acaba fatal, como mandan los cánones. Para "actualizar" la trama se trajeron de Estados Unidos a Robert Stack con el fin de que fuera el colega de Gabin. Podría haber sido cualquier otro, pero cabe reconocer que Stack se dobló a sí mismo en un francés de lo más correcto. La femme fatale de turno es de medio pelo, la voluptuosa Margaret Lee, que aquí aparece con unas combinaciones de lo más aniterótico. Suzanne Flon, desaprovechada, es la resignada esposa del duro Gabin. Correcta, pero fané.
Eduardo
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