Para que me entendáis: Un italiano en Noruega (estúpido título español de Quo vado?, otro que tal) es como una película de Alfredo Landa pero con otro botarate, un tal Ceccho Zalone, al que debemos incluir en la lista de los criminales más peligrosos que pululan en la industria del cine. Por lo visto, este mostrenco, en complicidad con el presunto director Gennaro Nunziante, ha perpetrado varios largos que han arrasado en su país natal, siendo la que nos ocupa la película más taquillera de todos los tiempos en Italia. Ver para creer, ¿no?
En teoría una sátira sobre diversos vicios de los italianos, la cinta es casposa, zafia, ordinaria, cutre salchichera, carente de gracia, machista, racista y hasta un pelín fascista. El tal Checco, que según me ha informado un amigo napolitano era un comicastro de cabaret barato, es insufrible, feo, desagradable e irritante como él solo. Para colmo, ha compuesto las cancioncillas de la penosa banda sonora, y en un momento dado se las ingenia para imitar al gran Adriano (Celentano), una escena que basta para calificar de odioso a este repugnante personaje.
Para los que amamos el país de la bota, una bofetada en cada mejilla. Reclusión a perpetuidad para Checco Zalone, per carità!!!