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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
8
Comedia. Drama Después de un día de audiciones a actrices para la obra que va a presentar, Thomas se lamenta de la mediocridad de las candidatas; ninguna tiene la talla necesaria para el papel principal. En ese momento llega Vanda, un torbellino de energía que encarna todo lo que Thomas detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. Pero cuando Thomas la deja probar suerte, queda perplejo y cautivado por la ... [+]
29 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asombra ver una película tan joven rodada por un señor de 80 años. O sea, la senectud es un estado mental. Mientras tu mente esté lúcida, serás "forever young", como cantaba Bob Dylan. Polanski adapta una obra de David Ives, inspirada a su vez en la famosa novela de Leopold von Sacher-Masoch, y da una vuelta de tuerca más a las relaciones amorosas. Sus fans sabemos que Roman es un perverso, y se lo agradecemos. Por eso, sus mejores películas son aquellas que hablan de perversiones, de tenebrosas compulsiones, de los desvanes de la psique humana. Repulsión, Chinatown, El quimérico inquilino, la sublime Lunas de hiel o ésta que nos ocupa. Sin disimular en ningún momento su origen teatral, Polanski suelta a sus criaturas en el escenario y deja que hablen y se vayan desnudando como en el diván del psicoanalista. Para ello cuenta con dos actores inconmensurables: su esposa y cómplice, Emmanuelle Seigner, que aquí demuestra de una vez por todas que no es sólo un juguete sexual (estremecedor el momento en que deja de comportarse y hablar como una choni y se mete en la obra que van a ensayar), sino una actriz a tener muy en cuenta, y el polivalente Mathieu Amalric, un trasunto del propio Polanski (fijaos en el corte de pelo y algunas expresiones). Ambos personajes van evolucionando, a medida que va transcurriendo la audición, y llega un momento en que se metamorfosean en el contrario y se produce un sorprendente, aunque previsible, cambio de rol. Qué placer ver una película para adultos, indiferente a su éxito comercial (Polanski ya está más allá del bien y del mal), cine en estado puro aunque se trate de una representación teatral. Película que merece una revisión, o dos, para desentrañar sus múltiples capas, de lo mejor que se ha estrenado últimamente. ¡Larga vida a Polanski!
Eduardo
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