De no haberla estrenado. Lástima que a ese dictadorzuelo de pacotilla se le metiera entre ceja y ceja. Lo que nos habríamos ahorrado... Ese grosero humor judío, proclive al mal gusto, la ordinariez y la escatología. Los excesos gesticulantes de James Franco, que parece haberse visto seguidas todas las películas del espantoso Jim Carrey. Unos chistes tan malos que hacen llorar. Una dirección pedestre, torpe y ramplona. Unas apariciones especiales (Eminem, Rob Lowe, Gordon-Levitt) que sólo pueden perjudicar a sus carreras. El testimonio gráfico de que la comedia norteamericana está tocada de muerte mientras dejen a sus anchas a paletos como Judd Apatow y sus adláteres. En fin, chic@s... Un desastre sin paliativos. Muerte a la censura, viva la libertad de expresión, pero ahorradnos tanta basura, por favor... A evitar.