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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
3
Comedia Narra la historia real de la producción de la película 'The Room', que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia". Dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, 'The Room' se ha estado proyectando en salas -completamente llenas- por toda Norteamérica desde hace más de una década. 'The Disaster Artist' es una comedia sobre dos inadaptados en busca de un sueño. Cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, ... [+]
16 de septiembre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta la leyenda que The Room es la peor película del siglo XXI. No seré yo quien intente comprobarlo, sobre todo después de ver este engendro, que intenta documentar la génesis, desarrollo y plasmación final del bodrio susodicho. Dos lisiados mentales, cuesta dilucidar cuál más merluzo e insufrible, se encuentran y deciden llevar a cabo el sueño de su vida: rodar una película. James Franco, un actor por el cual no siento especial querencia, acumula chorradas, desatinos y barbaridades en los 104 interminables minutos que dura la película. Si de verdad eran así los artífices del desastre, cosa que no me extrañaría, es para mantenerse alejado del original, de su crónica, y hasta del documental rodado a mayor gloria de Tommy Wiseau, que de "wise" no debía tener nada. Aviso que el documental se titula Room Full of Spoons, por si alguien se despista.
Con material similar, Tim Burton rodó una de sus obras maestras, Ed Wood, sobre el inmundo realizador de películas gigantescamente malas. Pero en ella vertió respeto, cariño, cinefilia y arte. Ed Wood era como era, pero Burton, sin dejar de revelar los abismos de su mediocridad, plasmaba a un ser humano mediatizado por sus contradicciones. Los culpables de The Disaster Artist tendrían que haber aprendido la lección, pero al parecer iban por libre. Y pensar que hay críticos capaces de calificarla de obra maestra...
Sale un momento Melanie Griffith. Da miedo. Lo que una mujer es capaz de hacer para convertirse en un adefesio (o un hombre: pensemos en Mickey Rourke) no deja de asombrarme. También sale un momento Sharon Stone. Qué diferencia, qué charme, qué clase. Una que sabe hacerse mayor con elegancia, estilo y dignidad.
Eduardo
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