Soplan buenos vientos para el thriller español. Desde hace una década larga, estamos asistiendo a un (re)nacimiento de un género que había tardado en calar en nuestro país. Durante la Dictadura por motivos obvios, y luego por falta de querencia. Afortunadamente, eso ha cambiado. Daniel Monzón (Celda 211, El Niño), Alberto Rodríguez (Grupo 7, La isla mínima), Enrique Urbizu (La caja 507, No habrá paz para los malvados), entre otros, han demostrado que aquí también se puede. El debutante Dani de la Torre ha filmado una película de tensión constante y acción trepidante en las calles de A Coruña como si fuera Nueva York o Londres. Un tipo está atrapado en su coche con sus dos hijos. Un desconocido le habla en el móvil, si no deposita determinada cantidad en su cuenta, una bomba adosada al automóvil estallará. El prjingao es Luis Tosar, perfecto de principio a fin, una interpretación llena de matices, silencios y estallidos de cólera y desesperación. La cámara, pegada a ese coche condenado, vuela por los aires cuando conviene para dar testimonio de la soledad de los amenazados, aunque estén rodeados de coches de policía, cuyo jefe es el entrañable Fernando Cayo. Con una soterrada denuncia a los mecanismos que nos han conducido a eso que llaman "crisis", pero que no es más que un atraco a mano desarmada contra las clases no pudientes, de la Torre sumerge al espectador desde el primer momento en una intriga que va desabrochándose poco a poco hasta el estallido final, nunca mejor dicho. Cine de acción con calidad y un libreto estimable de Alberto Marini, un experto en el tema. No os la perdáis.