Tengo mis dudas acerca de que B sea cine. Se trata de la pulcra trasposición de una obra de teatro, que recoge al pie de la letra las declaraciones de Luis Bárcenas ante el juez Ruz, con motivo del insufrible calvario de corrupción al que el PP ha sometido a este país, tal vez merecidamente por haberlo votado de manera masiva. Y es que el número de los imbéciles es infinito, y contra eso no hay vacuna posible. Lo que sí tengo claro es que, pese a esa anemia cinematográfica de la que hace gala B, es una película pedagógica y necesaria, que yo ordenaría proyectar de forma obligatoria en colegios e institutos. Porque hay que empezar desde el principio, desde los más jóvenes, para que conozcan aquello a lo que deberán enfrentarse de mayores. Al plano/contraplano se añaden otras tomas, para mí innecesarias, de la reacción del público que asiste a la vista. Y al final, unas imágenes de archivo de Mariano Rajoy que dan cuenta del cinismo y la inmoralidad de este lamentable personajillo. Os animo a ver B, aunque sea poco más que un documental con actores. Y no os perdáis la magistral interpretación de Pedro Casablanc y Manolo Solo: se quedan solos.