¿Y si no murieron tal como cuenta Dos hombres y un destino? A esa pregunta responde con pasió y respeto Mateo Gil en este western archicrepuscular ambientado en Bolivia. Butch Cassidy y el Sundance Kid no murieron acribillados por el ejército boliviano, sino que lograron escapar y sus vidas siguieron diferentes vericuetos. Gil deja en muchas ocasiones que las imágenes hablen por sí solas, no le hacen falta excesivos diálogos y permite que sus excelentes actores (Rea y Shepard en especial) lideren la función. El desencanto, la vejez, la nostalgia del país natal, el dolor de la miseria cotidiana desfilan por la pantalla en un ejercicio de melancolía que a la fuerza se apodere del espectador. Que nadie se espere duelos operísticos ni heroicas cabalgadas hacia los grandes horizontes: priva la palabra sobre la acción, y cuando estalla ésta lo hace en repentinas y breves tracas que rompen la monotonía de lo cotidiano. El western todavía está vivo, y no hace falta un gringo para demostrarlo.