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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Aventuras. Drama Historia del explorador y oficial de la marina británica Robert Falcon Scott y sus intentos de ser el primero en llegar a la Antártida. (FILMAFFINITY)
4 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biografía del desdichado capitán Robert Falcon Scott, ideal para forofos del Brexit y nostálgicos del gran imperio británico. Scott consiguió llegar al Polo Sur, sólo para descubrir que el noruego Amundsen se le había adelantado. Scott, un obvio obsesivo compulsivo, arrastró a la muerte a sus cinco camaradas, debido a su torpeza y falta de previsión (aunque dicen que sarna con gusto no pica). Eso sí, su trágica muerte le convirtió en un héroe a ojos de los británicos, hasta que ya entrado el siglo XX se inició el proceso de desmitificación. Dicho esto, centrémonos en la película. Se trata de la típica producción británica pulquérrima, correcta en todos los apartados, conducida con esmero por un impersonal Charles Frend, y que sabe conservar la tensión de la odisea pese a que nos sepamos al final. La reproducción en estudio de las heladas llanuras antárticas, más secuencias rodadas en Noruega y Suiza, consiguen que nos metamos de lleno en la historia narrada. Asume el liderazgo de la fotografía el gran Jack Cardiff, nefasto realizador, no obstante, si bien nos dispensó una brutal visión de los mercenarios en la impactante Último tren a Katanga. Colaboran en la cinematografía Osmond Borradalle y otro grande, Geoffrey Unsworth, que veinte años después se encargó de legar 2001: una odisea del espacio a la eternidad cinéfila. Una sublime partitura de Ralph Vaughan Williams pone fondo sonoro a los padecimientos de los expedicionarios. En el aspecto actoral, John Mills asume el personaje de Scott con energía y solidez, y entrevemos algunos secundarios de oro, como Kenneth More, James Robertson Justice o John Gregson (y al inmenso Christopher Lee en un breve papel). En conjunto, y pese a su duración, puede verse sin bostezar y agarrado a la silla. Los ingleses son muy buenos a la hora de autoglorificarse. Ejemplo de cine clásico sin angustias vanguardistas.
Eduardo
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