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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Romance. Comedia Un equipo cinematográfico británico recibe el encargo de hacer una película patriótica para levantar la moral de las tropas inglesas tras los bombardeos de la aviación nazi sobre Londres durante la Segunda Guerra Mundial. El problema surgirá cuando se desencadene una auténtica batalla de sexos. (FILMAFFINITY)
20 de marzo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay diversas formas de abordar la crítica de Su mejor historia. En primer lugar, se trata de un ejemplo primoroso de ese cine tan británico que enerva a algunos y deleita a otros (muchos más, confío). Un guión impecable, una escenografía sin mácula, la pulcra plasmación de unos tiempos pretéritos, interpretaciones primorosas (de eso hablaremos más tarde), una cuidadosa utilización de la fotografía y la música (bien por Rachel Portman). Cine adulto para adultos.
Pero también es una acercamiento feminista al papel de la mujer en tiempos difíciles, estamos en la Segunda Guerra Mundial poco después de Dunkerque, gesta muy de moda últimamente, y la necesidad de acabar con ciertos estereotipos muy machistas. Catrin no sólo lucha por su patria haciendo lo que mejor sabe, escribir guiones, sino pugnando por insertar en sus libretos mujeres de verdad, no muñecas de celuloide. Al contrario que en otras cintas dirigidas y/o escritas por mujeres, es muy loable que Lone Scherfig, la muy interesante directora de An Education, no haya caído en la tentación de presentar a los hombres como bufonescos machistas empedernidos, y que se forjen relaciones de características muy realistas entre Catrin y los dos hombres que la aman. Incluso el personaje lesbiano de turno no incurre en los repelentes tópicos a que nos tienen acostumbrados.
Además de esta interesante visión feminista, Su mejor historia nos habla del cine dentro del cine, el rodaje de una película sobre la evacuación de Dunkerque, con las diversas tensiones entre productor, guionistas, actores, técnicos y los políticos interesados en la propaganda que suscitará la obra en cuestión. Así, comprendemos mejor el poder del cine, la magia del cine, ejemplificados en esa penúltima escena que materializa las ilusiones y las esperanzas de Catrin, la creadora frente a su obra.
Mis lector@s ya saben qué clase de tipejo soy, conocen mis filias erotómanas y mis pequeñas fijaciones sexuales. Permitid que dedique unas líneas a Gemma Arterton. Pero no voy a hablaros de su cuerpo. Ni de su rostro. Ni de de su forma de andar. Ni siquiera de esa deslumbrante y poderosa carnalidad que atraviesa la pantalla y te eriza el vello... y otras cosas.
Hoy quiero explicaros que Gemma es una actriz como la copa de un pino. Una intérprete de extraordinaria inspiración. Un ser que hechiza la pantalla en cuanto hace acto de presencia. Una de esas mujeres, en fin, que están aquí para informarnos a los hombres de que, como no mejoremos, nunca les llegaremos ni a la suela de los zapatos.
La acompaña Bill Nighy. Amo a ese hombre, caramba. Con su aspecto de viejo rockero transmutado en aristócrata venido a menos, siempre consigue elevar la película un poco más. Es un valor seguro, como un viejo amigo al que recurres cuando se te han acabado los ases en la manga. También sale Jack Huston, el último espécimen de la saga, hasta el momento. Es más soso que una paella sin sal. Se dio a conocer en la serie Boardwalk Empire, pero como llevaba media cara tapada por una máscara, nadie se dio cuenta. Después, tuvo el infausto honor de ser el tercer Ben-Hur de la historia del cine. Menuda mamarrachada.
Ah, y para rematar la función, sale el gran Jeremy Irons en un breve cameo. ¿Qué más queréis? A disfrutar.
Eduardo
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