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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Terror. Aventuras. Ciencia ficción La típica historia de terror de serie B -una expedición científica de exploración en el Amazonas que se encuentran con un ser monstruoso- le sirve a Jack Arnold, gracias a su acertada atmósfera y ambientación, para conseguir un clásico del género. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2017
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Un prólogo inusualmente largo sobre la evolución abre esta historia.
En él, se habla en términos relativos del tiempo y de la adaptación, condensando en un par de palabras lo que fue la lucha por salir del mar, o la esforzada resistencia por respirar oxígeno.
No es sorprendente, entonces, que años después no le demos a esos acontecimientos la reverencia que merecen: se nos ha olvidado lo mucho que nos costó ganarnos la superficie, y de paso se nos olvidaron las mutaciones que sufrió nuestro organismo en el proceso, dando carta blanca a mirarlos desde la soberbia científica.

'La Criatura de la Laguna Negra', en ese sentido, supone una respetuosa meditación sobre los caminos de la naturaleza, y las contradicciones humanas que en ella se encierran.
Una expedición a cargo de David Reed y Kay se adentra en el Amazonas buscando la correspondencia a un pedazo de fósil con forma de mano membranosa, y ya de entrada la idea del beneficio económico se impone sobre todo lo demás.
Para el banquero Mark Williams, el posible hallazgo del fósil solo se financia por la fama que puede traer, no por las cuestiones evolutivas que despertaría.

La ruta hacia la Laguna Negra se asfalta entonces con dobles intenciones y agendas cruzadas, que no encuentran acomodo en los ánimos de David y Kay, pero sin embargo se dejan notar cada vez que no encuentran algo, como un recordatorio de que el mundo sigue movido por la ambición, y nunca por la sencilla maravilla de que un ancestro nuestro salió del océano para dejarnos evolucionar.
Aunque todo cambia una vez en la negra masa de agua cerrada: algo se mueve bajo la superficie, y dispara las imaginaciones o terrores de las personas que se encuentran atrapadas en ella.

La Criatura se asoma levemente entre los musgos del fondo oscuro, persigue inadvertidamente a cada uno de sus visitantes... pero en sus gestos no hay intención depredadora, sino curiosidad, sorpresa, o un notable instinto de auto-preservación.
Esos hombres que han invadido su hábitat con arpones y fuegos no le inspiran confianza, y el único culpable es de nuevo nuestra soberbia, la que nos hace reclamar todo territorio como si siempre hubiera sido nuestro.
Se comprueba perfectamente cuando Kay se atreve a darse un baño: pese a lo que la banda sonora de Joseph Gershenson nos intente hacer creer, el hombre anfibio está cautivado por la mujer de piernas delicadas y blanco bañador, que ha saltado al agua por diversión al contrario que sus compañeros, y despierta en él la curiosidad de no hallarse solo en la procreación biológica.

Sin embargo, a ese remanso de paz pronto le siguen voces feroces, acciones violentas o focos inquisitivos que interpelan al ser marino: no deja de ser curioso que la comprensión siempre se nos acaba cuando toca ser generoso con el espacio conquistado.
Se podría juzgar a la Criatura por las muertes que provoca, pero ni aún así se justificaría la invasión de su privacidad, o la persecución a la que se le somete incluso cuando se quiere retirar a su gruta.
(Sus ojos brillantes en una jaula nos recuerdan que, al contrario que los animales y exactamente igual que los humanos, aguarda, planea... y siente rencor)
Ver a la Criatura y David pelear no me hace pensar en un hombre y una bestia, sino en dos animales que han chocado en la exploración del territorio y se enfrentan por la hembra a proteger, por mucho que nos pueda parecer defensa de alguna "humanidad".

En su conclusión, este relato amazónico dibuja un triste retrato de nuestra especie: la única que ansía alcanzar las estrellas, el futuro de lo que será, pero nunca se preocupará de respetar las especies de las que desciende.

Hemos roto completamente con nuestro pasado y ahora somos nosotros los que impedimos salir del agua a los aparentes monstruos que fuimos.
Valga eso como testimonio de lo poco que valoramos de dónde venimos, mientras arrasamos allá donde vamos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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