Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Comedia. Thriller Jerry vive en un piso con la única compañía de su perro Bosco y de su gato Mr. Whiskers. Hasta aquí todo parece normal, pero cuando conoce a la bella Fiona, nuestro protagonista llega a su casa y no duda en contarle a sus animales de compañía sobre el encuentro. Evidentemente, ellos contestan. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas comedias, quizá demasiadas, que juegan con la idea de que las putadas cotidianas probablemente sean material humorístico.
Es algo curioso, porque en ellas no se hace ninguna referencia incómoda si no es para generar una carcajada, tampoco se piensa en comportamientos repulsivos como algo realmente malo, y todos los personajes parecen plenamente conscientes de que sus desgracias no son para tanto.

'The Voices' llega como excepción a esa regla: una comedia negra, negrísima, en la que muchos de sus golpes de humor están íntimamente conectados con escalofriantes actos morbosos. Y no de esos que se pueden ver a través de la adecuada capa de humor, sino de los que cuesta aguantar sin apartar la mirada.
¿Merece la pena adentrarse en ella? Solo si crees que el humor no le aguanta un asalto a las verdaderas putadas de la vida. O si estás dispuesto a dejarte sorprender por una comedia que utiliza el humor para comprender a su protagonista, nunca para exculparle de lo que hace.

Dicho protagonista es Jerry, un feliz empleado en la fábrica del pequeño pueblo de Milton, que pasa cada día intentando convivir con las mismas personas que le miran con una pizca de desconfianza, por un drama familiar de años atrás que le marcó profundamente.
Esa convivencia no parece complicada: sonríe, habla y pasa el tiempo, todo hasta que pueda volver a su casa donde le esperan sus particulares conciencias en las voces de su gato y su perro. A veces parecen molestos, pero también parecen los únicos con los que se puede hablar sin sentirse un paria.
Hasta que un día aparece Fiona, la preciosa empleada de recursos humanos que por primera vez habla a Jerry como si fuera otra persona más, tan normal como cualquiera, y será difícil resistir el flechazo implacable de Cupido.

Más allá de la apariencia festiva, totalmente inofensiva y alegremente boba que recorre la historia, vemos que debajo de sus costuras se adivina una putrefacta verdad escondida. Una que sólo se deja asomar en alguna frase de perro o gato, o quizás en alguna noche más solitaria que otra en la vida de Jerry.
Pronto se puede ver que si Fiona habló con él de esa manera quizás no fue por amabilidad o por interés, sino por maldad disfrazada de inocencia o indolencia, un concepto que se escapa a la fracturada mente de Jerry, atrapada en conceptos absolutos que las voces de sus mascotas le susurran al oído.
Esta no es una historia de amor aunque a ojos de Jerry pueda parecerlo, con una Fiona que siempre verá rodeada de inocentes motivos florales como si fuera una princesa, su princesa. Tampoco es una historia de terror, por mucho que algunos gestos violentos e iconografía del género se cuelen en alguna escena.

No, esta es una historia de comprensión: la misma que, entre sangre y humor, hemos brindado a Jerry, hasta que ya es demasiado duro seguirle, aunque sea imposible dudar de sus buenas intenciones.
Un en el fondo triste ejemplo de que el humor siempre puede suavizar actos horribles, aunque nunca será capaz de taparlos del todo si los miramos bien. Hasta la redención en forma de otra encantadora empleada de recursos humanos es imposible, cuando una realidad cimentada en cabezas cortadas e inocentes actos asesinos acaba ahogándola sin querer.

El extraño epílogo, pese a ser festivo, parece apropiado: canción pegadiza como la sangre, nulo drama de personas que hemos visto mutiladas, amplias sonrisas de gente muy solitaria o cruel para recibirlas.
Un pequeño caramelo contra el amargor de pensar que esta iba a ser otra comedia más.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow