Hacer gracia es jodido, mucho.
Durante toda la historia del cine, se suele favorecer al drama, porque es serio en apariencia, y se menosprecia el bastante más complicado arte de hacer reír, que depende de demasiadas cosas que parecen espontáneas.

No es así, y 'Ted 2' comete un pecado capital: le da absolutamente igual que te rías o no.
Seth McFarlane hace un vehículo de ego a su medida partiendo de la ya justita primera parte, pero esta vez ni siquiera se molesta en hacer algo parecido a una trama, ya que el argumento es, básicamente, una serie de "sketches" en los cuales de una cosa se pasa a otra rápidamente, y ninguna de ellas tiene demasiado efecto en John, Ted o la abogada que les acompaña, Sam.
¿Abogada? Sí, podría ser una abogada o una frutera, porque su relevancia es que Ted tenga una chica que besar al final para que deje claro lo machote que es.

Ted quiere arreglar sus problemas de matrimonio, por lo que quiere tener un hijo con la Vane, por lo que debe probar que es una persona en un juicio, por lo que un tontolculo de Hasbro le busca para poder fabricar más Teds vivos, por lo que debe hacer un viaje a buscar a Morgan Freeman... mil millones de palos tocados, ninguno especialmente relevante, y ninguno resuelto para cuando se acaba la película.
Todo ello con muchos chistes de marihuana y guiños sin sentido a la cultura popular, que solamente tienen alguna gracia cuando Ted y cía se dan un paseo por la Comic-Con de Nueva York (de nuevo, otro lugar que no tiene sentido que aparezca), pero que el resto del tiempo funcionan de la manera más anticlimática posible, porque McFarlane no tiene ninguna gana de meterte en el chiste: él se ríe, tú ya si eso te apañas. Es el equivalente de ver a un grupo de colegas ajeno hacerse bromas que ellos conocen desde preescolar, mientras tú tratas de ver qué gracia pueden tener para ti.

Pero quizá lo peor es su intento de resultar rebelde o incorrecta, cuando su comedia como mucho levantaría la ceja a alguien que peine canas.
Muchas veces John o Ted dicen cosas supuestamente ofensivas, cuando la pura realidad es que lo único que hacen son los típicos comentarios de alguien que se lee el periódico y marca con subrayador todo lo que parezca polémico para mencionarlo donde sea (y más tontos los que se ofenden).
Quizá ya sea hora de aceptar que, más que levantar polémica, están jugando con tonterías de niño chico que ni entienden ni les importan, y como tal así quedan: como tristes intentos de escandalizar a alguien, que en realidad son completamente rancios.

Para muestra un botón: uno de los cameos de 'Ted 2' fue recortado porque quien lo hacía confesó haber abusado de menores. Pero luego hacemos chistes a costa de Bill Cosby, el 11 de septiembre y Charlie Hebdo, porque de eso sí mola burlarse y no es en absoluto dañino e ignorante.
Trangresión de boquilla, que se va por el retrete una vez hecha.