Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Aventuras. Acción El robo de un dispositivo capaz de descifrar complicadas comunicaciones está poniendo en peligro importantes investigaciones con respecto al gobierno ruso. James Bond, el agente 007 de los Servicios Secretos Británicos al servicio de Su Majestad, viajará hasta la Unión Soviética con el fin de encontrar a su objetivo. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es fácil imaginar que, en 1963, 'Desde Rusia con Amor' debía ser todo un acontecimiento llegando a las pantallas.
A saber, una fantasía vibrante en la que el protagonista, un agente secreto renombrado y establecido, viajaba por la parte más oriental de Europa para hacerles una jugada a los enemigos externos transmutados en ESPECTRA, de paso conquistando las más variadas y exóticas mujeres de ese lado del globo, mientras, más que una misión peligrosa, parece estar en unas vacaciones sin fin de lo profesional que es.
Simple y llanamente, una fantasía, la mejor para ir a ver al cine, para imaginar que uno es aquel peligroso y carismático James Bond.

En una época de cierta represión moral y nulo desconocimiento del globo, el viaje a Estambul y Venecia de James era el perfecto antídoto.
No solo el "amigo turco" le recibe con los brazos abiertos (un Pedro Armendariz maestro) sino que además es testigo de las más variadas costumbres europeas, ajenas a un refinado señor inglés como él, sale airoso de todos los desafíos en los que se ve metido, deja a sus superiores satisfechos en sus investigaciones, y todo eso mientras casi vive una fantástica luna de miel con una rosa de la URSS, Tatiana Romanova.

Todo ello que podría ser motivo de asco y hasta de envidia, pero el as en la manga es Sean Connery.
Nunca, probablemente, el gran público se diera cuenta de hasta que punto Connery hacía suyo el personaje, pero no cabe duda de que era de lo más efectivo a la hora de verle en acción. Su actitud franca y sin alardes era lo que mejor le venía al personaje, un hombre al que le pasan tantas cosas surrealistas que habría sido muy fácil convertirle en parodia burda.
No solo no lo es, sino que, si hoy en día esta se considera una de las mejores de la serie, es porque nunca vimos a un sobrado, solo un agente con cáracter sincero y licencia para matar.

Más allá de eso, están esos geniales detalles, como la cuchilla en el pie, la casi gratuita lucha entre gitanas, la interrogación en los créditos finales sobre la identidad del jefe de ESPECTRA... ¿que qué tienen en común estas cosas aparentemete desconectadas?
Pues que expresan perfectamente el espíritu de serie desenfadada, de gran espectáculo que todo el mundo disfrutaba en sus pantallas, de ensoñación colectiva que, durante unas horas, convertía algo tan serio como la Guerra Fría en algo que cada espectador podía desarticular sin dejar de conocer a bellas mujeres.

Esa, y no otra, es la verdadera virtud del Bond primigenio, el Sean Connery impoluto.
Atreverse a ser la proyección de la forma en la que todos queríamos ver el mundo, dando forma a una saga que se extiende en el tiempo porque ha sabido captar esa proyección en los años venideros.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow