Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Ciencia ficción. Acción Siglo XXIII. Al almirante James T. Kirk, de la nave Enterprise, se le encomienda una difícil misión: neutralizar un extraño cuerpo para evitar su colisión con la Tierra y la consiguiente catástrofe. El oficial Spock, el capitán Willard Decker, la asesora Ilia y el doctor McCoy ayudan a Kirk a descubrir la naturaleza de este cuerpo sideral, provisto de un mecanismo de inteligencia de origen terrestre. La expedición del Enterprise ... [+]
23 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años, la tripulación del Enterprise surcaba todo el espacio conocido y más allá, investigando nuevas formas de vida sin perder de vista su componente de aventura.
Pero la misión de cinco años acabó, quedando de aquello un mero recuerdo apenas cristalizado para nuevas generaciones.

Es todo un acierto situar 'Star Trek: La Película' como secuela directa de la serie original, no solo por respeto a quiénes ocuparon el puente de la Enterprise tanto tiempo, sino también por tener la oportunidad de verles fuera de su elemento tras los años transcurridos.
Kirk vuelve a casa, a su reluciente nave, solo para ver como jóvenes ya toman posesión de ella y se permiten dirigir órdenes a sus antiguos subordinados, como si no supieran desempeñar su trabajo después de tantos años. Incluso su vuelta a la nave es percibida con miedo por otros, como si se tratara de un viejo lobo de mar que no va a permitir que le arrebaten su casa de las manos.
La amenaza de una nebulosa también joven, de reciente creación, acercándose a la Tierra sirve de excusa perfecta para volver al puente de mando, a esta clase de misiones inciertas que la nave afrontaba tan bien, sin perder ni un solo ápice de valentía.

Siendo ese el peligro, llama la atención que las primeras víctimas se las cobre un mal funcionamiento del sistema de teletransporte, creando un clima de incomodidad en lo que hasta el momento solo había sido un feliz reencuentro: quizá un recordatorio de que el espacio es maravilloso (como dejan ver esos complacientes planos de una renovada Enterprise), pero también peligroso.
El viaje a la nebulosa que se acerca imparable a la Tierra tiene esas dos cualidades: por un lado, su poder e inteligencia asustan a una Federación acostumbrada a mantener los problemas bajo control, pero por otro es inevitable no asombrarse ante su espectacular diseño, que le da un aire de prodigiosa inmensidad. No hay nada comparable a poder constatar una inteligencia superior para sentirse aún más pequeño, más maravillado por los misterios insondables del espacio.
Kirk se verá obligado a forzar a su tripulación en las tareas más sencillas, solo por luchar contra esa sensación aplastante, solo para demostrar que su tripulación vale tanto en las estrellas como cualquier fuerza superior, o quizá solo está resistiéndose a sentirse viejo aparte de pequeño, pues sus compañeros más jóvenes Ilia y Decker parecen más fascinados que aterrados por la nebulosa, como si compartieran algo de su ADN renovador en vez de rechazarlo por amenazar el orden establecido (la Tierra).

El contacto con esa fuerza imparable depara respuestas, pero sobre todo decepciones: pareciera que no podemos dar un paso en el espacio sin toparnos con nosotros mismos, siempre sin comprender o asimilar.
Por eso la fuerza de nombre V'Ger da nueva identidad a Ilia, transformándola en un avatar de su conciencia, porque quiere experimentar nuevas sensaciones en un nuevo corazón, que hasta ahora se negaba el derecho de querer. Y se ve arrastrado por esa fuerza, queriendo comprenderla, forzando un nuevo comienzo a partir de esa juventud que ha crecido a la sombra de sus mayores.
Kirk y compañía, por una vez, asumen el reto de observadores, y se llevan la lección más valiosa de todas, impartida por esos mismos niños (Ilia y Decker, V'Ger) que quisieron coartar: que el cambio y que el aprendizaje siempre es algo deseable, qué casualidad, justo lo que la arrogancia de capitán le impedía ver a un Kirk que siempre predicó lo mismo.

Pero de fondo queda la sensación de que el otro lado del universo es solo otra esquina que doblar.
Que, si viajamos el tiempo suficiente, acabaríamos encontrándonos con nosotros mismos en el punto de partida. Solo para vernos de nuevo, para comprendernos de nuevo, y con suerte aprender algo nuevo.
Es la ironía, y el tremendo disfrute, de este viaje a las estrellas.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow