Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
26 de abril de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el principio, al profesor Damián se le llena la boca hablando de Lorca, de Napoleón, de grandes nombres en la Historia que haciendo valer su pasión nos dieron conocimientos ampliamente extendidos, creando algo parecido a una razón compartida por todos.
Como él mismo dice, si no fuera por Lorca, seguiríamos pensando que uno más uno son dos, y si no lo hacemos es por haber normalizado una irracionalidad que a ese se le ocurrió.
Entonces, al oír risas, pide a su alumna Bárbara que se aproxime, para leer la nota que se ha pasado con sus compañeros.
Y basta tan solo la pasional mala baba de una niña para dinamitar su entero mundo racional.

‘Magical Girl’ sucede en el cráter de una bomba atómica, o de varias.
Es la calma que sigue a un accidente, o la aceptación que se deriva de una desgracia, la que se palpa o casi se saborea en cada palabra que mencionan sus personajes. Gentes profundamente heridas que se han obligado a mostrarse conformes, a la par que distantes.
Luis hace ya mucho que aceptó la despedida de una hija, Alicia, que nunca verá completamente feliz, pero sigue midiendo con cuidado sus palabras para evitar preocuparla o decepcionarla. Al lado de eso, el poco dinero que se lleva a cambio de un Camilo José Cela palidece, pero sólo importa porque no será suficiente para paliar su descontento.
Bárbara, por su parte, aquella niña de la clase, ha crecido condicionada a un entorno social y matrimonial que no la satisface, aunque se (es)fuerza en encajar… pero casi nunca lo hace.

Ambas son personas que han aprendido a tirar con lo que tienen delante, camuflando sus dolores al sumergirse en los deseos y necesidades de sus seres queridos, que les dan ese espejismo llamado por los demás, la “felicidad”.
Quizá era cuestión de tiempo que se encontrasen, o quizá no.
Lo que queda claro es que apenas se necesitaba una excusa, un descuido (de los miles que cometemos), para que entre los dos surja cierta relación de necesidad, espoleada por pasionales deseos que no pueden expresar en su racional normalidad.

El “juego” que se establece entre ambos, sin embargo, deja al descubierto una dinámica horrenda: en este mundo, algunos quieren usarte y otros quieren ser usados, que dice la canción.
Y el problema realmente no es quién de los dos tienes oportunidad de ser, sino de si en algún momento llegarás a conocer qué ha llevado a otros a la situación en la que están.
Puede ser una humillación concreta, de esas estúpidas que se quedan grabadas en la cabeza, un irracional instinto destructivo, o tal vez un simple y caro (carísimo) vestido. Todos los motivos parecen importantes en su contexto, y la gran putada es no ser un poeta como Lorca, para llamar a la razón sobre cuestiones que nos brotan de las entrañas.
Ojo, que no brotan del corazón, ese sólo está reservado para “chicas mágicas” como Alicia, que no conocen maldad alguna y son capaces de ver la alegría en las inmensas putadas: curioso rasgo de la infancia, que como se puede ver perdemos en algún momento, cuando el fin nos justifica cualquier medio.

Carlos Vermut hace un hechizo elegante: omite la pasión, lo brutal, lo violento, y sólo deja ranciedad, rutina, razón, razón y razón.
Para que veamos cómo nuestros anhelos y esquinas siguen sobresaliendo tras la fachada de normalidad, rigiendo cada pequeño detalle que somos capaces de controlar.

Luis nunca tuvo razón, Damián tampoco. Bárbara nunca la quiso, pero aún así la persiguió.
La magia que ellos creían adorar nunca existió.
Y si creyeron en la magia, como Alicia, es en el breve espacio de tiempo en que tardaron en darse cuenta de que cada pasión en esta vida viene con un precio, que se paga sin posibilidad de elección.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow