No es nada común encontrarse con una autoproclamada película "de terror" tan escrupulosamente cuidada y construida.
Consciente de sus referencias, en negación continua de plagiarlas, presta a reírse de ellas, usando todos los tópicos del género para autoparodiarse y de paso reflexionar sobre su estupidez.
Pero lo realmente raro, casi sobrenatural, es que lo que en otras películas es secundario para la sangre y los sustos, aquí es lo que realmente se quiere contar: la sangre y los sustos, por una vez, son la excusa para una búsqueda de identidad infantil tan ingeniosa como atípica.

'The Babysitter' se centra en Cole, clásico gafotas de instituto, diana de todos los golpes y eterno subestimado por sus padres, que todavía le ven demasiado pequeño como para pasar la noche sin niñera, y sus compañeros, que se ríen de que siga necesitando niñera.
Pero es que menuda niñera: la perfecta fantasía pre-adolescente cobra forma con Bee, que no sólo tiene curvas de infarto y carácter de hierro, sino que también es capaz de pasarse la noche hablando de ciencia ficción y recitar todos los diálogos de una película mientras la actúa.
No importa que la triste vida escolar de Cole se limite a muchas amenazas y vaciles (soportados gracias a su amiga Melanie, todo hay que decirlo), porque cuando llega la noche se convierte en el rey de la fiesta, en el amo de las diversiones, soñando con la posibilidad de que su cañera niñera pueda verle como algo más que el chaval al que cuida.

Claro que en esta historia las apariencias nunca son lo que parecen: Bee, tras una noche de juerga infantil, creyendo a Cole dormido, invita a sus amigos y empieza a resquebrajar la maravillosa fantasía que se han montado.
No hablaré de la original presentación de cada uno de ellos ni de su ingeniosa conversación, pero sí de lo que representan: tópicos masticados y archiconocidos del cine de terror, que celebran abiertamente sus gilipolleces y, por una vez, se han cansado de ser las víctimas del psicópata de turno.
La animadora guarrilla, el cachitas, la rarita, el nerd y el negro (¿a quién hay que darle un premio porque haga todos los chistes malos y se preocupe de su más que probable muerte?), capitaneados por la pija Bee, se han unido para enfrentarse a un dulce niñito, pasando a ser los psicópatas de un género que no pueden ganar siendo quienes han sido hasta el momento.

El problema es que esto no es una noche cualquiera: las revelaciones y sorpresas no sólo perjudican al indefenso Cole, sino también al grupo de perturbados, claramente torpes y descuidados pese a que se empeñen en resaltar que esto no es 'Sólo en Casa'.
Estaba de por medio la insalvable convención de que la víctima siempre tiene que tener las de perder, pero esta historia se la cepilla a la primera de cambio, porque los típicos errores de mierda también les pueden pasar a los malos, y a veces incluso pueden ser mortales.
Por el camino, caen otras convenciones del lado del mal: una inesperada charla de motivación a cargo del musculitos demuestra que tiene alguna neurona, aunque la animadora guarrilla se empeñe en dilapidar su fama de "pobre chica que se ha visto involucrada" cuando no deja de hablar de sus maltratadas tetas y además tiene cero interés en dejar de ser una auténtica perra.
(El guiño a 'Viernes 13' viene gratis, porque todos lo pensamos al ver esa escena y porque, qué coño, estos tópicos también tienen derecho a divertirse)

Sin embargo, con toda sorpresa, eso no es la guinda del pastel.
La guinda es el crudo relato de supervivencia de un chaval miedoso e inseguro, superado por sus circunstancias, que aprende a valerse por si mismo, a veces errando el tiro y otras tantas acertando de lleno por mucho pánico que tenga.
En este escenario, alguien como Bee es una bendición: una villana que tiene como objetivo detener al maldito niño, pero que a la vez no puede reprimir una mirada de orgullo porque ese criajo, con el que ha pasado tantos ratos, esté empezando a madurar.

Porque la vida no funciona como una mala peli de terror, y muchas veces no hay malos ni buenos, tampoco comportamientos irracionales y ni mucho menos facilidades: a veces despedirse de quien has cuidado cuesta, aunque bien le arrancarías la puta cabeza.
Valga ese bonito detalle final para puntualizar esta carismática película "de terror", que estando cómoda como una más, al final se decide por ser única.