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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Drama La película gira en torno a una familia burguesa que posee una empresa en Calais, al lado de los campamentos donde viven miles de refugiados. (FILMAFFINITY)

15 de julio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie se habría imaginado, a estas alturas de su carrera, que Haneke se metería a hacer la mejor adaptación de 'Heidi' jamás vista.
Pero supongo que así evoluciona la carrera de un artista: cuando no sabes qué hacer, tiras a todos los personajes y temas, a ver si alguno te convence.

Dicen (sorpresa) que 'Happy End' es una comedia, la primera de su director.
Pero me cuesta reírme de situaciones sin contexto ninguno, largas a dolor que parece que se ha dormido hasta el cámara, y donde más que una "familia" parece que veo una serie de imbéciles con nula capacidad de relacionarse.
¿Aunque quizás esa era la intención, no?
Deformar hasta la incomodidad a todos los adultos que rodean a la inocente Eve, en ese punto entre la exasperante parodia y la más cruel sinceridad, contraponiendo los tediosos problemas de pobres niños ricos al callado desamparo de la niña de verdad.

En ese caso, más que como comedia, esta historia funciona como simple y pura tragedia, cada vez más terrible porque esa niña necesita un padre, una madre y un hermano, no esas cenas silenciosas en las que un "¿qué tal te ha ido el día?" es lo más rancio que hemos escuchado nunca.
La proximidad de un campo de refugiados a la maravilla de casa lujosa con criada y criado (¡los dos!) es un apunte argumental obvio, pero lo peor es que es verídico y explica perfectamente porque pasamos de la necesidad aunque la tengamos al lado: de tanto estar en las noticias, de tanto machaque mediático, esos refugiados se han convertido en seres de ficción, tan descoyuntados y ausentes como los vídeos de youtubers que contempla Eve o el digital retrato de crueldad inconsciente con el que abre la película.
Y mira que Isabelle Huppert hace de japuta que es un gusto, pero creo que nunca la he visto tan cabrona como cuando pregunta a la hija de sus criados si está bien, viendo en su mirada perdida que le importa un carajo.

Por eso quizás me ha parecido tan cálida esa nueva versión de 'Heidi' que Haneke regala entre tanta realidad decepcionante.
Necesito un gancho emocional, sentir que alguien se preocupa por alguien, aunque sea la extraña pareja de niña y viejo, porque ambos han quedado fuera del partido que libra su acomodada y tontísima familia. Uno en el que, para ganar, es necesario colarle tantos goles, infidelidades y traiciones a quien supuestamente se quiere como sea posible.
Ellos no han buscado eso desde su primer acercamiento, sino que comparten un miedo tan triste como es el que, de tanto vivir entre algodones y pantallas, se conviertan quienes les cuidan: no puedo dejar de pensar que su relación surge de la necesidad, no del cariño, pero... ¿hay algo más afectuoso en esta película que Jean-Louis Trintignant diciéndole "querida"?

Quería reírme con estas historias del abuelo Haneke, porque para él son divertidas.
Pero quizá es porque yo todavía tengo que vivir en estas mierdas europeas, mientras que él se descojona desde un ocaso que, a fuerza de patético, solo puede ser divertido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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