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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Acción. Thriller En Nueva York, John Wick, un asesino a sueldo retirado, vuelve otra vez a la acción para vengarse de los gángsters que le quitaron todo. (FILMAFFINITY)
15 de mayo de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
'John Wick' no es nada fuera de lo común en lo argumental.
Su historia sigue el esquema básico de las venganzas personales que tantos padres, maridos o justicieros han llevado a cabo mil y una veces desde que el cine descubrió que la ley es más satisfactoria cuando se la toma uno por su mano.
Y sin embargo, ¿por qué 'John Wick se queda en tu cabeza mucho después de haber terminado?

Mi respuesta, tan buena como cualquier otra: sabe, a un nivel sobrenatural de perfección, cuáles son sus fortalezas y sus flaquezas.
Como si se tratara de un vehículo bien engrasado, nos lleva alternativamente de la furia a la frialdad, de la violencia a la intimidación. Nos hace transitar un infierno existente tras las paredes de nuestra civilización que, sorpresa, descubrimos que nos fascina por el morbo de ver cómo funciona. Juega con nuestra vena más retorcida y la satisface porque tenemos un guía de excepción.
El mismo John Wick, de hecho, que se presenta al principio ensangrentado y al límite de sus fuerzas, alguien por quien no sentir no ya empatía, si no interés. Es entonces cuando vemos el vídeo de su móvil y algo se despierta en nuestro interior. Podría ser esta la última oportunidad para ver algo de calidez, mejor aprovecharla.

Porque el camino que sigue no podría ser más frío: el que lleva de un nombre a otro, de una sangre a otra, con unas balas que ya están marcadas para sus objetivos. John se despertó un día para darse cuenta de que el pasado nunca descansa, y si para dejarle en paz tiene que matarlo que así sea.
Flota, como no, la pregunta en el aire de si lleva el desafío y la muerte tan marcados en los rasgos que los atrae sin darse cuenta. Aunque no hay tiempo para planteárselo, porque antes de que nos demos cuenta ya estamos sumergidos en ese universo que el mismo quiso abandonar por una bondad mayor, más dolorosa cuánto más inalcanzable se va revelando.
Hay que darse cuenta de que se habla de impactos, y no necesariamente de tramas: sentimos el peligro en cada mirada de asesinos arrogantes y capaces, el miedo en cada susurro que menciona a John Wick, y la violencia al borde de la furia en todos los tiroteos. Se cuida, sin embargo, muy mucho que no acabemos viendo postales molonas, solo cuando John se para a recargar, o en cada una de esas monedas que se deslizan entre asesinos. Es la manera de decir que seguimos en territorio humano, aunque no lo parezca, porque todos esos detalles hacen valer cada segundo en los que reparamos en las debilidades o ambiciones de estos asesinos, en principio desprovistos de ellas.

Es fácil darse cuenta de que, al contrario que en otras venganzas, aquí sus personajes luchan por el último centímetro de si mismos, en una sociedad en la que hay que defenderlo con uñas y dientes. En el caso de John, por algo parecido a una sensación de estar vivo, y en el caso de su ex-jefe mafioso, por lo único que sigue considerando su razón de existir, su descendencia caprichosa y decepcionante.
Aunque ambos son tristes ídolos falsos a los que consagrar su cruzada: el hijo nunca será como el padre y la vida de John se quedará como el frío recuerdo de algo que pudo ser. Y el frío es justo eso que queda en cada escena, que traspasa la pantalla, que deja sentir su influencia en un club nocturno al hipnótico ritmo del 'Think' de Kaleida, o en una elemental pelea a puñetazos bajo la lluvia.

No queda otra cosa. Frío, hasta que nos penetre en la sangre y nos agarrote los miembros.
Pero entonces volvemos al John Wick del principio, viendo que el calor también existe. Tras la odisea, por fin llegamos a un puerto en el que quedarse.
Quizá esa sea la razón de por qué esta historia se queda en tu cabeza.
Charles
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