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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Drama. Aventuras En los años 90, tras unas duras experiencias personales que tocaron fondo con su divorcio y sobre todo con la muerte de su madre, la joven Cheryl Strayed decidió recorrer en solitario, y careciendo de experiencia, más de 1600 kilómetros por el Sendero de las Cimas del Pacífico, que atraviesa el desierto de Mojave y sube hasta la frontera entre los estados de Oregón y Washington, en un intento de encontrarse a sí misma. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La diferencia entre lo que se ve y lo que se siente siempre depende de la persona.
El clásico la belleza depende del ojo de quien la mire, nunca será lo mismo para una persona ver algo, ser parte de algo, sentir algo, que para otra.
En el caso de Cheryl Strayed, lo que para otros es un camino deportivo y días de vacaciones, para ella fue un camino difícil, largo y duro, todo por llegar al final y ser capaz de mirarse a sí misma.

Comienza con el inicio del viaje, sin preámbulos, sin contextos.
Ya se encargarán las heridas emocionales, que brotan sin quererlo, de ponernos en contexto. En este caso, un grito de pura desesperación concentra en sus tres segundos de duración rabia, miedo, dolor, ira, pena y alivio. Sí, alivio, porque por una vez Cheryl se cabrea y no tiene a nadie más quien culpar salvo a si misma.
Por una vez, todo depende de ella y de que sea capaz de tomar continuamente la decisión: o me doy la vuelta y vuelvo a casa, o sigo y termino mi camino.

Llama la atención que sea ella ni una superviviente ni una experta, probablemente se lanzó a la aventura sin saber muy bien que esperar de ella, por casi pura inconsciencia.
Esa inconsciencia la llevará más lejos, pues nadie cargaría semejante mochila por kilómetros y kilómetros de estepa sin saber a dónde llegar exactamente. Esta simplemente llevando tanto peso y sufriendo al levantarse por su propia tozudez más que cualquier otra cosa.
En ese retrato de una mujer quizá inexperta, inconsciente pero de inestimable fuerza, Reese Whiterspoon encuentra agradecidos momentos de miedo y duda para humanizarla, para lavar su conciencia y poder proseguir.

Porque seamos sinceros, Cheryl Strayed tiene poco que admirar y mucho que reprochar, en cuanto a una indolencia clara para su matrimonio y una falta de comprensión enorme con su madre, que la llevo a una espiral de sexo sin compromiso y drogas de la que podría haber salido simplemente teniendo ganas.
Se dejó llevar, y es probable que por eso al final de este camino el espectador pueda llegar hasta respetarla: todas las ganas de disfrutar de su juventud han dejado paso a sudor y sangre a lo largo del Sistema Montañoso del Pacífico. Aprende, incluso, a mirar por aquellos momentos que antes habría pasado por alto, como la simple canción de un niño.

En el fondo, y aunque Cheryl diste de ser una gran persona, es interesante su camino, no a una redención (como ella misma deja claro), sino a un nuevo comienzo.
Como si romperse en pequeños pedacitos a lo largo de un viaje te permitiera montar de nuevo tu imagen cuando la anterior ya no eras tú. Para eso se necesita valentía.
La que le sobra, y la que todos podemos encontrar en un momento dado.
Charles
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