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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Fantástico. Aventuras Año 1926. Newt Scamander acaba de completar un viaje por todo el mundo para encontrar y documentar una extraordinaria selección de criaturas mágicas. Llegando a Nueva York para hacer una breve parada en su camino, donde podría haber llegado y salido sin incidentes… pero no para un Muggle llamado Jacob, un caso perdido de magia, y la fuga de algunas criaturas fantásticas de Newt, que podrían causar problemas el mundo mágico y en el mundo Muggle. (FILMAFFINITY) [+]
19 de noviembre de 2016
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá lo más sorprendente de 'Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos' no sea la fascinante imaginería que la envuelve.
Al fin y al cabo, hemos estado apreciando pequeñas muestras de ella en anteriores aventuras del famoso niño mago, y nuestra sorpresa sería comparable a ver que un río desemboca en el océano: algo que podríamos habernos imaginado, si le hubiéramos prestado atención.
Pero no, sorprendentemente, la carta que elige jugar esta "nueva" realidad mágica es... la de la "realidad real", porque las bestias fantásticas y los criminales magos no deberían existir sin cuidadores de animales excéntricos y sistemas de justicia excepcionales.

Periódicos empiezan a construir un contexto, y más allá de que haya imágenes en movimiento resulta pelín decepcionante pensar que están llenos de lo de siempre: tensiones, prohibiciones y opresiones.
El primer acierto de esta precuela reside en no ocultar que estamos lejos del encanto infantil, y más cerca de la sensibilidad adulta. Los magos existen ocultos, los muggles (o no-maj, porque cada latitud exige sus modismos) temen bajo la sospecha de su existencia y las regulaciones entre ambos parecen la eterna cháchara de una convivencia destinada a no suceder.

Entre todo el lío, es agradable encontrarse con el "hombre corriente": Newt Escamander, de viaje a los Estados Unidos para estudiar las bestias mágicas que allí se encuentran; la sencillez de sus ambiciones contrastan las tensiones a su alrededor.
Solo él sería capaz de ignorar una manifestante para atrapar a una especie de ornitorrinco ladrón, e igualmente no le daría la menor importancia a revelarse como mago si con eso consigue salvar el nacimiento de una cría de dragón. En un mundo de posturas políticas extremas, él elige los fénix y las aves reptilianas: los detalles minúsculos en apariencia, que a la postre pueden ser los más esenciales y enternecedores.
Ya nos los mostrará en un viaje a su maleta encantada, que es una auténtica pasada de maravilla y perspectiva.

Claro que las andanzas para recuperar las criaturas escapadas, y la siniestra escalada de poder entre sociedades, no podrían ser dos historias más alejadas.
Mientras una se va fraguando en divertidas visitas de Scamander y su reciente amigo Kowalski a lugares icónicos de Nueva York, que se revelan llenos de insólita magia, la segunda tiene más que ver con visitas del auror Graves a los escenarios de tenebrosas apariciones y deprimentes hogares de acogida, que enseñan el odio a la bruja y lo diferente.
Pero finalmente la una acaba confluyendo con la otra a través de dos principios muy elementales: es muy fácil temer lo que no se entiende, pero más fácil es culpar lo que nadie se ha molestado en entender.

Newt Scamander se da cuenta entonces de lo ingenuo que ha sido, al predicar una tolerancia que no existe ni entre personas, no digamos ya entonces para bestias fantásticas. Y nosotros, como su amigo Kowalski, nos damos cuenta de las adultas implicaciones de un mundo que hasta entonces sólo nos hemos limitado a admirar en sus bellezas y delicias, pasando por alto sus vértices más oscuros.
En su final, la historia se guarda la mejor criatura tenebrosa que ha podido crear, pero también la prueba más dura de Scamander: la única criatura tan corrompida por el odio circundante que es imposible enseñarla otra cosa.
En otro triste reflejo de la "realidad real", hasta en el mundo mágico, los que sufren son siempre los minúsculos, a los que nadie presta atención.

Por suerte, no todas las notas son amargas: durante un maravilloso momento, los magos reconstruyen una ciudad roída por el descontento social, la discriminación y el odio.
Tan solo con la belleza melancólica de un animal fantástico que es capaz de tejer un manto de paz sobre ansias combativas.
Nos pasa por la cabeza, que quizá para cosas como esta existe la magia. Quizá por eso era tan necesario conectar con el "hombre corriente" del mundo mágico y sus zoológicas inquietudes.

Solo para poder ver, a veces, pequeños detalles de esa magia que queremos creer real.
Otras tormentas se adivinan en el horizonte, que no quepa duda ("moriremos otra vez").
Pero, por ahora, disfrutemos del pequeño detalle que han hecho estos magos que ya conocemos.

Aquí nos lo han dejado, en forma de película, para que creamos de nuevo.
Charles
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