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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Aventuras. Acción Lara Croft, la independiente hija de un excéntrico aventurero que desapareció cuando ella era apenas una adolescente, se ha convertido en una joven de 21 años sin ningún propósito en la vida. Se abre paso por las caóticas calles del East London, el barrio de moda, como mensajera en bicicleta, un trabajo que apenas le da para pagar el alquiler. Decidida a forjar su propio camino, se niega a tomar las riendas del imperio empresarial de su ... [+]
20 de abril de 2018
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Creo que todo el mundo puede coincidir en que, si seguimos a un personaje en la pantalla, es por la tensa posibilidad de que, en algún momento, falle.
Que veamos que le cuesta, que tenga todo en contra y, en definitiva, que se joda.
En particular en el cine de acción o aventuras la cosa está más difícil, porque es complicado equilibrar un o una protagonista falible y superada por las circunstancias, que en algún momento tendrá que repartir hostias o realizar proezas físicas extremas sin despeinarse.

‘Tomb Raider’, para su desgracia, se siente algo encajonada en esa tónica del cine de acción reciente por la cual cada salto y puñetazo tiene que ser más espectacular que el anterior, ya que, venga, se nos aburre el espectador.
Pero, a su tremendísimo favor, tiene varias cosas: una sencillez de miras muy bienvenida (un malo remalo y una isla chunga, a correr millas), un aprovechamiento de medios muy rico (porque el malo remalo es Walton Goggins y se cree que está en ‘Apocalypse Now’) y una protagonista algo repelente que ni es rebelde porque el mundo le ha hecho así ni tampoco es una superwoman que todo lo que se proponga va a conseguir.
Alicia Vikander tira de cierta distancia irónica sin tomarse todo a coña, y cuando no le llega va por la emoción más directa: esta Lara es una pobre niña rica que se quedó atrapada con el fantasma de un padre que se fue, desde entonces negándose una herencia que nunca le ha pertenecido, porque no es “algo que ella haya construido”.
Un personaje tridimensional, por amor del cielo. Algo más que un avatar para saltar plataformas o un icono de molonidad (ejem, Angelina…).
Una mujer que puedes seguir porque está motivada, y tiene sus razones para ello.

Con eso, importa poco a dónde te pueda llevar la película: ¿una isla salvaje en medio del Pacífico? vamos; ¿una gratuita pero absolutamente disfrutable persecución por los muelles del Japón? venga; ¿una reina maldita de la que una organización secreta busca su resurrección? ¡aaadelante con ello!
El gran acierto consiste no sólo en hacer los peligros más impactantes e incómodos (una Lara claramente arrasada por las inclemencias naturales, un villano padre de familia haciendo perturbados remarques sexuales) sino en que Lara Croft difícilmente parece tener una oportunidad ante ellos.
Falla, se cae, es descuidada y aprende dolorosamente. Cada gemido y lloriqueo en la (más que nunca) gigantesca selva hacen salir su pose de niñata indefensa, a la vez que necesariamente la van destruyendo.

En una palabra, se tiene que joder, y eso es genial.

Sólo por eso (y una bastante más sentida relación hija-padre de lo previsto) te ves capaz de disculpar esos inevitables momentos en que, por ejemplo, arco en ristre, se dirige a repartir justicia entre los malvados esclavistas blancos.
Momento que encima tienen las santas narices de filmar como un TRIUNFO ÉPICO DE LA VOLUNTAD, cuando justo antes te han vendido que la fuerza de esta Lara reside en otras cosas… pero bueno, peajes de la acción actual, que no puede resistirse a filmar la prota como una superheroína indestructible con su correspondiente minuto de molonidad.

Por suerte, para todo lo demás queda una aventura de lo más apañada, que si bien no se acaba de atrever del todo a explotar su atrayente lado sobrenatural (demasiado suspender la incredulidad para una franquicia que no anda sobrada, debieron pensar los productores), deja un par de momentos tensos para el recuerdo, y consigue que las conversaciones entre medias no suenen a relleno ni sean los monigotes que estás deseando que dejen de hablar para poder pasar a la siguiente fase.
Incluso existe un interesante retrato de fondo, no sé hasta qué punto intencionado, de Lara Croft obligada a madurar en un mundo de hombres violentos y resentidos, encontrando su propio camino a fuerza de voluntad porque no se ha dejado llevar por las cicatrices de un trauma que sucedió siete años atrás.
Aunque ellos ya no puedan defender sus motivos, ella siempre los ha tenido claros, y elige seguirlos convirtiéndose en su propia guía. (*)

Siendo sincero (y prejuicioso), no esperaba mucho de la adaptación de un videojuego que se ha distinguido por poder poner a su protagonista en bolas gracias a una configuración especial.
De hecho, si los videojuegos funcionan es por darte a ti el control de un personaje que, lo sabes, puede fallar a tus manos.
Replicar eso en el cine no era tarea fácil, hasta que ves que se puede, simplemente haciendo una persona de ese personaje, y dejando claro que si se “pasa la partida” no es por ser la protagonista: es porque, a sangre y barro, se lo ha currado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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