Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Drama Un hombre estresado y harto de su monótona vida decide abandonar a su familia para vivir en el ático de su casa durante meses sin que nadie lo sepa, considerándole tanto la policía como su familia una persona "desaparecida". (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2017
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Howard Wakefield te cuenta detenidamente todas las circunstancias que le han llevado a estar donde está.
No se puede reprimir una pizca de incredulidad al escuchar su relato, quizás incluso puede considerarse ridículo, pero ese trato "tú a tú", directamente desde sus propios pensamientos, transforma su locura en un acto mesurado, inusual y hasta cierto punto, lógico.

'El Sr. Wakefield' sigue los pasos de su protagonista a través de una serie de casualidades y hechos fortuitos, que le llevan a acabar oculto en el ático de su propio trastero, a través del cual puede seguir observando una familia que le da por desaparecido.
Da la impresión de que algo tan extremo nunca se llevaría hasta sus últimas consecuencias, pero Howard tiene motivos de sobra para hacerlo: el progresivo anquilosamiento de su vida familiar y personal, el descontento general hacia si mismo y, sobre todo, la necesidad de un refugio dentro de su propia vida acomodada, para escapar del borreguismo circundante.
Decide pasar a observar su vida, y mientras matiza todo el proceso a un oyente invisible, abriendo un privilegiado agujero voyeur dentro la sociedad suburbana de ciudades dormitorio a la que pertenece.

Una sociedad en la que, como oímos de sus propias palabras, es casi imposible evitar encajonarse dentro de un nicho, e ir perdiendo el favor de todos los que te rodean, hasta de tu familia, para finalmente no ser "nadie" ni haber conseguido "nada".
Tal vez algo de cobardía asome por entre las acciones de Howard... ¿o es valentía?
Un extremo confunde a otro, y se puede ver que este náufrago de suburbio tiene tanto miedo de enfrentar juicios y reproches como valor por atreverse a hacer lo que nadie se plantearía ("que habrían hecho ustedes, les pregunto", no para de repetir).
No hay un santo incomprendido o un mártir en él, tan solo pura determinación, y ánimo por huir de ser un marido insatisfecho que abandona a su familia; situación en la que ni él estaría satisfecho ni su muy competitivamente ganado matrimonio le guardaría mucho respeto.

Sin embargo, por atractiva que pueda parecer la idea de parar tu vida, esto no sería un interesante cuento moral si no se exploraran también sus poco visibles desventajas: la vida sigue, contigo o sin ti, y a veces incluso a pesar de ti.
Howard se ve en su nueva condición, preso de una rutina de supervivencia entre cubos de basura e intentos por no ser visto, manteniendo obligaciones que poco se diferencian de las que ya tuvo alguna vez, cada vez más atrapado dentro de ellas, soñando con un posible desenmascaramiento por parte de su esposa que se le antoja gracioso... porque sorpresa, los ciclos infinitos de aguantar mierdas no desaparecen porque decidas salir de uno radicalmente.
Por un momento, el trastero y el barrio se convirtieron en un limbo etéreo donde se abría la puerta a una no-existencia... pero es justamente Howard quien se da cuenta de que eso, como todo, no dura para siempre, y que incluso los más pequeños actos de socialización son preferibles a un anonimato completo.

En conjunto, esta historia es una interesante meditación acerca del lugar que cada uno ocupa y lo inútil que sería dejarlo a un lado, y por eso da pena que la cosa no quede algo más compacta y en su lugar haya alargamientos innecesarios o un final poco lógico con lo que hemos estado viendo.
Pero el ejemplo de lo que sería poder usar el botón de pausa para sobrevivir a nuestras contradicciones y entornos permanece, aunque solo sea para que podamos plantearnos la posibilidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow