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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
7
Romance. Drama Narra la historia de amor entre una joven enferma terminal (Mia Wasikowska) y un chico (Henry Hopper) al que le gusta asistir a funerales. A la pareja se le aparece el fantasma de un piloto kamikaze japonés (Ryo Kase) que murió en la II Guerra Mundial (1939-1945). (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de una joven pareja que vive muy cercana a la muerte. Él, Enoch, asiste a funerales ajenos y ella, Annabel, tiene fecha límite para su enfermedad terminal. Destinados a morir pero condenados a vivir, alejarán el mundo que les rodea a base de emociones y pequeñas aventuras.

Dirige Gus Van Sant, capaz de lo mejor y, por supuesto, de lo peor. Se aprecia claramente su postura en cuanto a la dominación estética. Posee una pureza en imágenes, tanto en sus personajes como en la fotografía, de una marcada sencillez que asombra y embauca. Esta simplicidad no es fruto de la casualidad, pues todo plano está detalladamente medido para conseguir escenas para enmarcar. Aunque todo resulte envuelto y luego lo mejor sea el papel de regalo. Pero no nos apresuremos, la película acaba de empezar.

Las críticas a "Restless" fueron devastadoras, aunque sus fieles seguidores la alabaron en algunos medios. Pero como sucede por costumbre, los directores algo atrevidos son controvertidos y producen amores y odios con discusiones interminables que agotan los debates. Aquí no me limitaré a opinar, sino a mostrar las partes que permanecen en mis pupilas y, ¿por qué no?, convocaros para un visionado, pues se puede disfrutar sin reservas.

Su sobriedad en momentos cruciales me recuerda a un intento de poesía pura donde sobra lenguaje y se prefieren las imágenes, evocando más con menos. Se adorna con cuentecillos casi morales y se vuelve cursi. Es un tanto ñoña si sólo atendemos a ciertos diálogos, pero también hemos de recordar lo siniestra que comienza con unos personajes tan ajenos a lo convencional. Como digo, su simbolismo en imágenes es muy poderoso, tanto que embelesa con tantos planos que no puedo mostrar todos aquí. Convertiría esto en una galería, además de romper el encanto de vuestro descubrimiento, si aún no la habéis probado.

Los jóvenes protagonistas parecen maltratados por algún juego sucio de tragedia y aparentan una madurez muy agradable para una película tan asolada por la tristeza. Por eso que mantenga su fuerza pese al tono rosa (de nena, quiero decir) con el que parece que se entrelazan los acontecimientos. Pero todo tiene un aroma de inocencia constante, aun siendo el fondo trágico, y complace ver que hay mucho por descubrir aunque seamos una repetición constante en este retorno perpetuo.

Creo que Gus Van Sant, con la ayuda de Jason Lew en el guión, confunde los conceptos del cortometraje y la estructura del largometraje. No sólo en esta tierna historia, sino en casi todas sus obras. Sin embargo, tal vez sea ese punto de distensión temporal el que permita que se forje su personalidad al mando de las cámaras y el elenco. El tiempo y su dilatada expresión fueron pasto de las peores voces en "Elephant" y en el primer tramo de esta película parecía acercarse. Pero no. No sucede lo mismo, aquí hay mucha más expresión, claramente.

Casi todo el diálogo entre los enamorados goza de una intimidad espeluznante, incluso cuando apenas se han conocido. Además, en las conversaciones con su amigo Hiroshi, fantasma kamikaze que Enoch tiene como amigo, también hay una búsqueda de esa intimidad. Muy cercano al abuso del sentimentalismo, sabe cortar en momentos oportunos y vuelve a la sobriedad antes mencionada. Y aunque muchos la tachen de pretenciosa, considero que está justificada por el increíble potencial metafórico. Sin llegar al extremo japonés que, a mí por lo menos, me sobrecarga, mantiene mucha simbología digna de mención. Su serenidad es entrañable, deslumbrante por momentos.

Cuida tanto los detalles interiores con decoraciones austeras y de tonos suaves, como los de los gestos de actores actrices, dando la oportunidad a una belleza sublime. Hasta los nombres con los que nos encontramos a los personajes son únicos y encantadores. Nieve. Pesadez. Reposo. Destino. Una llamada a la eternidad con un guión más flojo que su puesta en escena, eso es cierto. Pero que nos regala momentos bellísimos. La característica de los clichés no resulta tan valiente y menos agradable, pero aporta su puntito de tranquilidad hogareña y hace que sintamos empatía por ella. Me refiero a la manida exótica asiática, la veneración por el honor, los pasados dolorosos, las cartas de amor, y esas chorradas que, ahora sí, admito que la convierten en algo cursi. Pero muy bonita.

¿La lluvia ha de estar ahí presente para que el romanticismo decimonónico rememore mi astuta capacidad de huída a paraísos inalcanzables? Isabel Coixet, Woody Allen, Gene Kelly, y ahora tú, Van Sant.

Apuesto a que hay opiniones divididas, incluso detractores que querrán verla de nuevo a ver si encuentran lo que yo encontré en ella: una historia conmovedora, sin la fuerza de los grandes guiones, interpretada por dos jóvenes de aspectos nórdicos y sensibles, que roza la decadencia del telefilm pero que me hizo sentir mucho en sus últimos 20 minutos.

Pero antes de juzgarla, échale un vistazo y comparte o rebate mi experiencia.

Por cierto, descanse en paz.
Javier Moreno
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