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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
6
Comedia. Drama. Romance Esta es la historia de Lolita Cassard, una joven enfadada con el mundo por no parecerse a las chicas que salen en las revistas y que desea ser guapa, al menos a los ojos de su padre, para que éste le preste un poco más de atención. También es la historia de Etienne Cassard, que no se fija mucho en la gente porque pasa demasiado tiempo pendiente de sí mismo, porque siente cómo va envejeciendo, porque sabe lo que significa no ser amado y ... [+]
29 de octubre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Como una imagen" es la obra que pretende publicar un escritor que, aunque valorado entre los más cercanos y en creciente demanda publicitaria, no tiene mucha confianza en sí mismo. Parece sumido en un bucle de desesperanza y pasa sus ratos culpándose. Se deja llevar.

Su mujer es profesora de canto. Enamorada del escritor más conocido del momento, cambia su perspectiva sobre su alumna al saber que se trata de la hija del afamado escritor. Empieza a valorarla y traban amistad. Por su parte, la alumna sólo pretende la aceptación y valoración de su padre, quien parece alejado de los agradables discursos y las atenciones oportunas. Él vive asqueado con un mundo que lo ensalza. Se ha fijado en "Como una imagen" y pretende ayudar, pero cada día se vuelca en un objetivo fugaz que imposibilita unas relaciones familiares y amistosas corrientes. Su flamante nueva mujer se atormenta con una estética que desquicia a la pobre hija, ya que goza de un cuerpo precioso y esta última no encaja en los cánones actuales.

Durante las clases de canto, los intentos por publicar con algún editor y reuniones sociales, transcurre la vida de todos los personajes, cada uno con sus preocupaciones.

Lo que predomina en esta cinta es la desidia con lo que rodea los eventos sociales, nadie se integra en un mundo que parece no atender lo que cada uno demanda. Y como siempre, "siempre suelo querer lo que no tengo, y ahora que ya no estás aquí, me voy consumiendo". Nunca llueve a gusto de todos, aún peor, en el caso de que lo hiciera, entonces no lo querríamos. Lo que uno busca, el otro rehuye, atisba un tercero y éste no responde. Laberinto de incertidumbre. Inalcanzable posibilidad.

La voz es el punto predominante en una banda sonora que solo se basa en el clásico propio de las clases y del concierto final, una maravilla donde por fin vemos algo de arte. Esperamos durante toda la película poder disfrutar de alguna perla literaria, pero eso no ocurre. O tal vez sí, pero escondida en el guión, que saca unas conversaciones fluidas, naturales y de gran calado.

No todos los personajes convencen desde el primer momento. Eso lo consigue una estética pobre y limitada que, pareciendo una película más antigua de lo que en realidad es, no aporta mucho, probablemente por la intención de potenciar el elemento discursivo. Tiene suerte de enfocar su fuerza allí donde el elenco debe transmitir, porque el guión es sólido y completo. Todo sucede con una normalidad cargada de acontecimientos propios de la vida de seres algo atormentados. Pero parecen acciones reposadas. Como alimentadas por ese método y su creador, Stanislavski. Según pasan los minutos, actrices y actores se van cargando de su esencia y sacan lo mejor de sí, con ritmo in crescendo, para desembocar en una cascada pequeña pero interesante.

Su lentitud en su primer tramo hace de nosotros unos espectadores algo ansiosos y cansados, pero no llega a aburrir. Refleja una sociedad abastecida por una comercialización artística que no logra saciar ningún placer, ya sea espiritual o carnal, por el hecho de verse en una situación aburguesada, sin dolores ni aflicciones más allá de la pesadez de la rutina. Por ello uno se aboca a la locura y desobedece lo que los sensatos procuran y huye de la coherencia.

Me gustaron los personajes, las discusiones y su desenlace. De hecho me asusta ver nuestro destino en manos de esa monotonía y estupidez urbana. Suerte que no tengo la dote artística que me dirija al mundo de "los artistas y el famoseo". Clichés para matizar la situación degradada del "creador" que ya no tiene nada que escribir, pero que tiene un contrato. Ajedrez, Schubert, encuentros literarios, vino y dinero.

Recomendable, sin duda. Pero tengan calma.
Javier Moreno
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