Creo que el objetivo de Cimino no se cumple. Otras veces Eastwood se basta solo, aquí ni siquiera acompañado por Bridges alcanza el mínimo imprescindible. Su amistad, obligada por la lógica que impone el guión, acaba conduciéndolos a situaciones dispares en las que el humor es forzado y surge artificial. La acción porque sí está bien a menudo, pero aquí he experimentado desgana, por no hablar de unos secundarios que cuando aparecen están sometidos a una trama absurda. Mala apología de la libertad, el mensaje se queda a medias y lo divertido apenas suma un par de momentos. El final al menos es fiel a todo lo que le antecede, es decir, una incoherencia tras otra dan lugar a otra más hasta el final.