La crueldad universal, que el hombre es un lobo para el mismo hombre, todas esas cosas que ya sabemos, incluso apuntaré como opción personal que nuestra propia condena está escrita en los genes, se nos muestra de forma implacable en Hotel Ruanda, dirigida por Terry George, blanquito occidental, irlandés concretamente. La muerte en escasos días de miles de africanos apenas supondrá nunca mayor interés que el acontecimiento deportivo del momento, al mundo le da igual que tutsis y hutus eleven hasta la demencia su odio histórico. Dicho con las palabras del casco azul: "Si os matáis entre vosotros mejor para las potencias occidentales, no van a hacer nada, sois una mierda para ellos"

El drama que se nos presenta está escenificado en niveles trágicos que superan en emotividad muchas de las tantas películas que tratan del holocausto judío de la IIªGM. Reconozco haber sufrido en muchos momentos, me reconozco como blanquito occidental tomando conciencia de la crueldad humana ante la TV porque aunque no hay golpes bajos, no hay excesivas muestras de la matanza explícita, la tensión es apabullante y me ha aplastado en mi cómodo sofá. Lo peor de todo es la moraleja sin esperanza, algunos se salvan, sí, pero ¿y el resto que no son ni refugiados?, sin recompensas económicas no hay salvación, "Hotel Ruanda" es un testimonio real que nos llega en forma de película, pero si pocos humanoides de USA saben dónde está Europa, ¿alguien se atreve a hablarles de África?, ¿Ruanda, Burundi o el Congo?, ¿tutsis?, ¿hutus?

Creo que no debemos sentirnos culpables, al menos tengo claro que no soy Dios, no soy omnipotente y no tengo la capacidad de arreglar del mundo, y ese granito de arena que a todos se nos puede exigir tiene un valor muy relativo para mí. Además, sospecho que aunque no lo lograrán nunca sistemáticamente van a seguir matándose. Celebro la existencia de héroes salvadores como el gerente del hotel, pero creo que todo esto supone un canto sin esperanza, triste y desconsolador.