Curiosa película que mezcla terror y ciencia ficción y que tiene un interés especial por muchos motivos. La sola presencia de los dos protagonistas supone ya por ellos mismos un aliciente extraordinario, pero lo que la hace más especial es que no lleva el sello de la Hammer aunque lo parezca, y más singular aún, pese a que la banderita que reconoce el origen de las películas en FA sea la del Reino Unido, por lo que leo y por lo que sé, la película es más española que británica. Se rueda en Madrid, se coproduce con dinero español, en el tren aparecen una mayoría de actores españoles y el mismo director es tan español que en su filmografía aparecen películas con grandes leyendas hispanas como Rocío Dúrcal, Lola Flores o el mismísimo Julio Iglesias...

Vamos al Transiberiano entonces, cuya estación de origen es China nada menos y en cuyo interior van cayendo como moscas una buena cantidad de pasajeros. Enfrentarse a un argumento así, en su época y en España, no debió ser fácil, de ahí que por lo visto fuera un fracaso completo. No se valoró en su momento su originalidad, para mí las ideas que hay detrás de la existencia de ese ser vivo extraterrestre me parecen de lo más interesantes. Su modus operandi puede parecer demencial pero siempre que uno se enfrenta a una película de ciencia ficción ha de tener en cuenta que está obligado a usar ciertos filtros para poder asumir lo que se nos ofrece.

Poco a poco nada menos que entre Cushing y Lee acabarán descifrando el enigma y la satisfacción final del espectador dependerá de su transigencia. Yo no le pido más a una película, que entretenga, que sea original y pese al disparatado final que nos ofrecen aquí, el resultado es muy apreciable.