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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
7
Acción. Drama. Comedia En la época de decadencia del shogunato de los Tokugawa, el emperador enviaba tropas a los pueblos para liberar a los siervos del Shogun. Gonzo, un soldado que formaba parte de esas tropas, tras llegar a las cercanías de su pueblo, decide adelantarse y hacerse pasar por el capitán para difundir un mensaje. Pero en el pueblo tendrá que lidiar con los comerciantes corruptos y el actual administrador jefe. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2021
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Hay muchos directores japoneses que no han llegado a ser tan conocidos, ni en su momento ni aún hoy, más allá de las fronteras de su país. Hoy toca teclear sobre Kihachi Okamoto, cuya filmografía no ha trascendido demasiado excepto probablemente por aquella espada casi poseída por el mal de Tatsuya Nakadai. Vale la pena detenerse e investigar, si se es afín al cine japonés y especialmente al ambientado en sus distintas etapas de la época feudal.

Lo interesante de "Akage (Red Lion)" es su particular punto de vista a ras de suelo, más que a lomos de un caballo, es decir, se trata de una historia que tiene mucho más en cuenta la visión del campesino, del harapiento, del que pasa hambre, ahogado por las deudas de los impuestos y condenado a permanecer siendo siempre un explotado. Hay muchas películas de guerreros, de jinetes esplendorosos, de samuráis y de heroicos combates. "Akage (Red Lion)", con un Mifune a la altura, aborda la crisis de un teórico cambio de sistema gubernamental desde el punto de vista de la clase inferior campesina.

De ahí nacieron los bailes espontáneos con exclamaciones del tipo "Eijanaika" que vemos en la película y que suponen una explosión colectiva de emociones, expresión intraducible que repiten bailando y es una respuesta grupal ante un inminente cambio de paradigma político. Estará por ver si hay cambios o no, y ahí entra el bufón Mifune, que abandera un humor que puede que no sea muy acertado del todo, pero no cabe duda que sus intenciones son honestas. Pasar de la comedia al drama nunca fue fácil para nadie, creo que ese contraste está bien medido por Kihachi Okamoto.

En sus casi dos horas de película hay tiempo de perderse entre enemigos, katanas, lamentables disparos que avecinan el cambio de época y acaban con la tradicional lucha y sobre todo, una peluca roja, ahora sí, excelente símbolo de un personaje puesto ante las cámaras para darlo todo. Vale la pena pues desviarse de los directores más célebres. "Akage (Red Lion)" es buen cine porque logra emocionar con cosas como ver esos bailes que podrían resultarnos absurdos, de la clase baja, que están hartos y que luchan por tener una mejor vida.
Luisito
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