Ellos no lo sabían (por suerte para nosotros y por el bien de la película), pero esa especie de mapa del tesoro era más bien un mapa que les llevaba a la boca del lobo. Nuestros dos protagonistas blancos son bomberos, o eso se dice de ellos, mientras que por parte del otro equipo todos sus componentes son de raza negra, pertenecientes al gremio del crimen y entre todos ellos no suman un cerebro de tipo medio. En un lugar casi único como en el que todo sucede, una especie de polígono industrial abandonado, cualquiera se lo podría haber montado mejor. No se trata de ser critico porque sí, pero estoy convencido que todos los espectadores han pensado mientras ven a esos dos blanquitos acorralados mil maneras diferentes de acabar con ellos. Sin embargo el que lo decidió todo es Walter Hill, y sólo él es el que quiso que esos gángsters se lo montaran tan mal.

Para bien o para mal ahí los tenemos encerrados, por el cochino oro, la clave para entender la actitud esencialmente codiciosa del ser humano en tantas y tantas películas. "El tiempo de los intrusos" no es mala, mucho menos una obra maestra, conseguirá entretener más de lo esperado si es que no se espera nada y decepcionará en algún momento por las malas decisiones de quienes tienen a su disposición toda la artillería.

Otra cosa para acabar: se firma en 1992, pero si a mí me dicen que es ochentera me lo creo, es una película muy de videoclub, no sé si me explico...