En una de las numerosas conversaciones que se pueden presenciar en "El forajido" Doc Holliday le suelta a Billy "El niño" que no cree que sea un hombre de muchas palabras. Pues bien, eso es mentira. El atractivo de este atípico western son los duelos dialogados, las palabras, la inteligencia de ciertas frases, de sus insinuaciones, la chulería en cada intervención hablada por parte de los tres protagonistas ya que, además de los dos principales, habría que incluir a Pat Garrett. No es un western en el que la acción física va por delante, hay tiros y hay galopes, mucha mala leche entre el sheriff y los que viven al margen de la ley, eso es innegable, pero sobre todo, "El forajido" es una película en la que la caracterización de los personajes se basa en los diálogos.

Mediante las palabras nos son presentados Doc Holliday y el nuevo sheriff Garrett, que en seguida conocerán a Billy "El niño", y desde ahí la historia evoluciona en base a las simpatías y antipatías de unos y otros. Hay un caballo que todos quieren montar y una mujer que comparten. Imposible obviar la exultante presencia de Jane Russell, que se convierte en la "anti-femme fatale", si se me permite esta nueva acuñación, y es que la pobre es ninguneada pese a su poderoso atractivo físico.

Por lo visto no es una película que guste a la mayoría, a mí sus casi dos horas me ha entretenido lo suficiente. Puede que cierto humor no corresponda del todo y que la mayoría que seguimos el género esperamos y necesitamos más acción, más disparos y más movimiento. A veces "El forajido" parece más una obra de teatro pero en todo caso, es una obra de teatro muy buena. La licencia histórica de situar a tres personajes históricos del lejano oeste en el mismo escenario no es mala idea. Como curiosidad la escena del reloj de cuco en la que Leone se fijó y frases como afirmar que uno es capaz de apuntar antes de desenfundar... No es poca cosa.