En las cuatro líneas de la sinopsis que se leen en la ficha de FA hay una cantidad de spoilers increíble, momentos cruciales en la vida de Ingrid Bergman que hacen que se transforme su interior hasta el punto de cuestionárselo todo. Lo principal es lo del hijo, la vida de una pareja italiana acomodada cambia en un instante absurdo, el fatal momento en el que el niño se precipita por el hueco de la escalera. El que haya visto la durísima "Alemania, año cero" no le sorprenderá que un niño se suicide, pero a diferencia de la criatura alemana en este caso la dureza de este hecho terrible supone que la pobre Bergman se echa las culpas a sus espaldas. Estamos hablando de Bergman ante una tragedia familiar insuperable, un reto interpretativo ante el que a mi entender la actriz sale catapultada hacia lo más elevado. No tengo problemas en afirmar que lo mejor de "Europa '51" es contemplar a Ingrid Bergman en un drama tan complejo.

El camino interior que recorre es muy interesante, la pobre mujer pasa de un ostracismo exagerado a causa del luto por la muerte de su hijo a descuidar su matrimonio, no pisar suelo conyugal y dedicarse a unas tareas sociales que le darán muchos problemas. Rossellini hizo bien en otorgar todo el peso de su película a Ingrid Bergman, yo hubiera hecho lo mismo. El problema es que al director italiano no le gustaban las historias de contenido dramático con optimismo, todo lo contrario, a Rossellini le gustaba más bien hacer el mayor daño posible. Por ello cuando Ingrid Bergman va adentrándose más y más en el inframundo de las clases bajas es fácil sospechar, a poco que conozcamos de qué pie cojeaba el director, que las cosas no van a salir bien.

La máxima ternura de esos niños jugando al aire libre y apadrinados por la nueva alma caritativa contrasta con las escenas finales. "¿Será comunista?; ¿lo hace por inspiración divina?"... Cualquiera de estas dos preguntas esconde respuestas comprometedoras. Por ello a Rossellini no le protesto un guión sin fisuras, pero sí el desaliento exagerado, la ausencia de esperanza, ya lo diré sin miedo a equivocarme, su anquilosamiento profundo en esa época a los principios básicos del movimiento neorrealista y la mala manía de señalar la miseria sin ofrecer soluciones. Vale la pena por ver a la Bergman, pero "Europa '51" es una más de drama desencadenado sin posibilidad de escapar.