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Voto de Edu Vaduz:
8
Drama La vida de Jeanne Dielman, una joven viuda con un hijo, sigue un orden inmutable: mientras el muchacho está en la escuela, ella se ocupa de las tareas domésticas por la mañana y ejerce la prostitución por la tarde. (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2016
52 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es larga. Ya está dicho. Esta película es lenta y morosa. Ya está dicho. Esta película alarga los planos de una manera aparentemente innecesaria con una cámara que encuadra impasible, gélida, irritantemente inmóvil. Ya está dicho. En esta película se narra la historia monótona y tediosa de un ama de casa. Vemos cómo limpia, cómo cocina, cómo se asea, cómo cuida a su hijo, cómo realiza sus tareas cotidianas rutinarias, repetitivas, interminablemente, una y otra vez hasta la desesperación. En alguna otra crítica están enumeradas todas. Allí las tienen. También está dicho. He leído incluso a alguien escribir que esta película podría haberla rodado él mismo en un amplio porcentaje solamente con grabar el día a día de su madre. Decidme si no es el comentario de quien no ha entendido absolutamente nada. Decidme si no es terrorífico. Por otro lado, están los que animan a visionarla en modo avance rápido porque, según ellos, no aporta nada a esta historia alargar tanto las escenas, escenas que al parecer no desarrollan una historia entretenida. Y yo me pregunto, si una película no conecta contigo, si te parece, hablando en términos coloquiales, mala, ¿por qué no simplemente dejas de verla? ¿De qué le puede servir a alguien una crítica en la que nos limitamos a decir me aburrí, no me gustó o es lenta, cuando se trata de una película que en ningún momento cuenta con el objetivo de entretener entre sus pretensiones?

Deberíamos entender que hay distintas maneras de usar el cine, no sólo la convencional para el entretenimiento y para los gustos. No, no mola ser un ama de casa. ¿Y qué? El cine es también, aunque muchos no lo tengan en cuenta, un vehículo para expresar ideas, para transmitir experiencias, para ponernos bajo la piel y entender las motivaciones, las soledades y las sensaciones de personajes que en mucho o en nada se parecen a nosotros. Dejaré en cambio estos tópicos al margen. Tampoco sé escribir críticas, también termino cayendo en ellos. Lo que sí sé es que prefiero una interpretación, ya sea mala o buena, de lo que se ha visto a un insustancial me gusta o no me gusta, o un "como me aburrí os recomiendo verla en 4x 8x o 31416x". Fijaos que no es necesaria una documentación del contexto histórico del año de realización para saber si hay algo en lo que la directora nos quería hacer pensar, no es necesaria una comparativa con películas o directores que hayan usado un lenguaje similar, ¿forman parte de alguna escuela?¿cuáles son sus características, por qué usaban los recursos del lenguaje audiovisual de esta manera? Nada, toda esta necesidad didáctica la podemos dejar en manos de los que sí saben hacer críticas y las hacen útiles. A nosotros, aficionados, nos queda algo mejor. Dar una interpretación. Una simple, llana, vulgar incluso si se quiere, interpretación de la película para que aquellos que se acerquen a ella y nos hayan querido leer antes o después, (en el después es cuando realmente son útiles las críticas), tengan herramientas para enriquecerse con una manera distinta en la que otros vieron lo mismo.

Bajo mi punto de vista, Jeanne Dielman es sin ningún género de dudas una película de terror. Y es por cierto una buena película de terror. He llegado a la conclusión de que el tiempo se ha dilatado y redunda por un sencillo motivo, para hacernos sentir que Jeanne Dielman es una muerta viviente. Efectivamente, Jean Dielman es un zombi. Así pues, Chantal Akerman hizo con "Jean Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles”, y aunque no lo creáis, una película de muertos vivientes. Concretamente la de uno solo y además desde un punto de vista muy original, tan sutil como para hacer emanar la inanición de los actos más cotidianos de un zombi. Lo que hace la directora es ni más ni menos que transmitirnos cómo se siente siendo uno, cómo se vive siendo uno, cómo suceden y se ven las cosas a través de los ojos de uno. Y por supuesto, como intuíais y aunque no os guste, ser un zombi es rutinario, es lento y, por supuesto, es aburrido. La interpretación de la estupendísima Delphine Seyrig, a la que por cierto uno no se cansa de mirar durante las tres horas, ya sea empanando un filete o desmontando el sofá cama, es reveladora, contenida y elocuente en este sentido. Insisto, hasta tal punto es de terror este cuento que no tiene nada en su trasfondo que tenga algo que ver con su apariencia. Incluso lo que en primera instancia pudiera resultar más llamativo, una señora compaginando la prostitución y los asuntos domésticos en su propia casa, queda relegado a un plano completamente accesorio una vez nos hemos metido en la entrañas del personaje. La película nos deja a expensas de lo verdaderamente cruel, la atroz soledad doméstica de un ama de casa viuda y la conciencia del sinsentido. Jeanne Dielman transmite, a mi manera de ver y muy meritoriamente, el modo en que llenamos nuestros días de rutinas mecanizadas para evitar enfrentarnos al terror, al vértigo que nos produce enfrentarnos cara a cara a la nada o al todo que hay detrás de nuestros numerosos automatismos.
Edu Vaduz
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