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Colombia Colombia · Medellín
Voto de avellano:
9
Drama. Intriga Jorge y Ángela, dos seres solitarios y cuestionados frente a sus propias vidas se encuentran en medio de una lluviosa noche entre las oscuras y violentas calles de Bogotá. Él, un joven taxista, destruido afectivamente por la reciente muerte de su hermano a manos de un grupo de delincuentes, de los que ahora se quiere vengar y ella, una bella princesa nocturna, adicta a la cocaína y a los laberintos de la ciudad. En solo seis horas el ... [+]
22 de mayo de 2010
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un road movie urbano protagonizado por Jorge, un taxista joven, nihilista y pensativo y una dueña de la noche, Ángela, cuestionada y necesitada de la soledad y de la sordidez. No tienen escapatoria. Ni la lluvia incesante que escarba todos los rincones de una Bogotá sin dolientes, buscando lavar sus culpas, ocultar sus miserias, disfrazar sus miedos, alcanza para salvarlos.

Si alguna palabra puede resumir esta cinta es Soledad. En una ciudad oscura, poblada de seres anónimos, con su vida al filo del desastre, cada quien vive su propio infierno sin derecho a redención. La noche es su punto de encuentro; en ella sobreviven, se reproducen y mueren sin remedio en sus laberintos, tan solos como alguna vez llegaron a este mundo de sombras, jugando su vida al azar, pero “la moneda cayó por el lado de la soledad”, como diría Andrés Calamaro.

La “sangre y la lluvia” es la ocasión perfecta para fungir como voyeristas de una Bogotá que presentimos pero que tememos encontrar. Dirán, no sin razón, que es otra película más sobre la violencia de Colombia; pero es mucho más que eso, es sobre todo un extraño homenaje a Bogotá, a su noche y a los seres nocturnos que la recorren. Es un filme para los que aman manejar bajo la lluvia y perderse entre los laberintos de sí mismos. Una película triste y dura, con una factura excepcional y de esas pocas que son capaces de estremecer el espíritu invocando sentimientos perfectamente reconocibles, que sólo el buen cine es capaz de recrear.

Una lástima que joyas como esta no tengan acogida en nuestras propias salas de cine, que pasen desapercibidas. No obstante, es también una expresión elocuente de la calidad que puede alcanzar un cine tan poco desarrollado como el colombiano. Al ver cintas como esta, las esperanzas se renuevan.
avellano
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