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La sangre y la lluvia

Drama. Intriga Jorge y Ángela, dos seres solitarios y cuestionados frente a sus propias vidas se encuentran en medio de una lluviosa noche entre las oscuras y violentas calles de Bogotá. Él, un joven taxista, destruido afectivamente por la reciente muerte de su hermano a manos de un grupo de delincuentes, de los que ahora se quiere vengar y ella, una bella princesa nocturna, adicta a la cocaína y a los laberintos de la ciudad. En solo seis horas el ... [+]
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallida porque quiere abarcar demasiado en un espacio excesivamente corto de tiempo. El guión se cae a pedazos en el momento en el que condensa en 6 horas sucesos imposibles en ese lapso temporal. Además, hay saltos inexplicables que no pasan ni para el espectador menos atento, como ya en la parte final cuando le dan la descripción del vehículo a uno de los taxistas, una descripción parca y escueta, y él repentinamente explica más cosas de las oídas (¿?), y ese es un pequeño detalle de los muchos que tiene el guión y que te sacan de la historia.

Si que cabe destacar una factura realmente potente, una fotografía cuidada, sucia, elocuente. Unos personajes mejor trabajados de guión hubiera permitido al buen elenco un mejor resultado, pero es realmente destacable Gloria Montoya, como depravada "reina" de la noche de Bogotá, esta Bogotá de contrastes, donde nadie ayuda a nadie, donde pululan sin esperanzas seres que malviven entre drogas, prostitución y deterioro social. No sé si es demasiado sutil o lo he fabricado yo mismo en mi mente, pero también adivino cierta crítica social a esa sociedad colombiana que mira para otro lado ante lo que sucede en el día a día, que no se ayuda a sí misma, que es permisiva con la violencia, con la fatalidad que la destruye poco a poco.

Lo dicho, una película con buenos mimbres técnicos y buenos actores, pero que es fallida debido al horroroso guión. Una pena.
I_Monde
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8 de junio de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película colombiana que aborda el universo sub-urbano de una Bogotá oscura, apestosa y decadente. La trama se desarrolla en una noche citadina donde los personajes entretejen la historia en el marco de unas calles frías y solitarias, ocupadas solamente por los habitantes de la noche: taxistas, indigentes, vendedores ambulantes, perros callejeros, prostitutas, drogadictos y hampones. Confirma lo que siempre he creído: en cualquier ciudad del mundo existen dos dimensiones opuestas presentes en ellas, la primera es la imagen bonita y amable de una ciudad que busca inversores extranjeros y turistas. Pero la otra es mucho más pesada y negativa, donde los intereses de las mafias y el crimen organizado campean a sus anchas. La película se encarga de contextualizar al espectador en la segunda opción.

Es bien sabido que el cine colombiano aun tiene mucho que aprender de sus pares latinoamericanos y las últimas producciones no es que ayuden demasiado a superar los pobres trabajos fílmicos de mi país. Con “La Sangre y la Lluvia” se intenta superar el facilismo de la película típica de humor chabacano y grotesco que tan buenos resultados da a nivel comercial para entrar en un tipo de cine aun más serio y comprometido con la denuncia social y la multiplicidad de interpretaciones de la realidad. Que tiene fallas técnicas… es cierto, que los actores no logran convencer completamente… también es verdad, a excepción del papel de Hernan Mendez que interpreta a “El Teniente”, los demás actores aparecen algo acartonados e inexpertos. No es una película perfecta, pero aplaudo un digno intento por hacer buen cine en Colombia. Desde mi humilde opinión lo mejor de la película es su principal protagonista: La Bogotá nocturna. Interesante.
Casaubon
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12 de octubre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas que me parten por completo en dos. De un lado, me entusiasma profundamente su atmósfera llena de soledad, de lluvia, de oscuridad entre tenebrosa y fascinante; con esas preciosas melodías plenas de nostalgia y de tensión; y con esas imágenes pausadas -envueltas en la niebla o en la luz indirecta- que dejan sentir una ciudad donde, en la noche, hay pleno lugar para el olvido, el vacío emocional, la desesperanza… también el encuentro, pero sobre todo, el desencuentro.

Me atrae muchísimo la identificación que se hace transparente entre el director y sus protagonistas, pues sabe tomarlos desde muy adentro y es capaz de conectarnos a plenitud con sus emociones. Lo que no me deja duda de que, en términos de la plástica y de la lírica, en Navas hay un hombre con un pulso firme y con una sensibilidad tan plausible que nos deja con expectativa. Lo que tiene que cuidar es no seguir partido en dos, porque el amor, para que sea Amor, no puede dividirse. Y en él -explicable en su juventud- es evidente que aún toma partido demasiado fácil. Obras cinematográficas como “12 hombres sin piedad”, “A sangre fría” o “La caja de música”, dan claras pistas sobre este tema.

También logré sentir una gran empatía con los dos protagonistas. Quique Mendoza, como el taxista hondamente dolido por el asesinato de su hermano William y ahora perseguido para evitar que tome represalias, da vida a un hombre sensitivo, con una mesura y una prudencia en lo afectivo que convence e inspira confianza. Y Gloria Montoya, en un debut muy promisorio, logra impregnar a su Ángela de una ternura arrobadora y de una personalidad inconforme y ansiosa que conmueve profundamente. Y también me gustó que pudiéramos ver el calor humano que pueden tener algunas “muchachas de la noche” (aunque para el caso se hubiera preferido a una chica argentina).

Pero, al otro lado de lo que me hizo sentir que estuve cerca de la gran película, me desalienta la caída en el rancio cuento bipolar de ama a estos (Jorge y Ángela), pero odia a aquellos (González, “McGyver”). Me resulta completamente innecesaria e infortunada la escena con el amante fortuito que Ángela lleva a su apartamento. Considero manido y de serie B, el falso recurso de alargar y alargar la decisión de los verdugos con justificaciones sin asidero y haciendo tiempo (algunos lo llaman suspenso) para que llegue “la justicia” que tanto ansiamos.

Con todo, “LA SANGRE Y LA LLUVIA” me deja un sentimiento de positiva esperanza. Creo que el cine colombiano está pasando por el mejor momento de su historia. Hay ahora talentos con escuela, con bagaje, y sobre todo, dotados de claridad y compromiso con la vida y con el arte cinematográfico. Y de esto, seguramente, van a seguir surgiendo cosas muy significativas.
Luis Guillermo Cardona
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22 de mayo de 2010
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un road movie urbano protagonizado por Jorge, un taxista joven, nihilista y pensativo y una dueña de la noche, Ángela, cuestionada y necesitada de la soledad y de la sordidez. No tienen escapatoria. Ni la lluvia incesante que escarba todos los rincones de una Bogotá sin dolientes, buscando lavar sus culpas, ocultar sus miserias, disfrazar sus miedos, alcanza para salvarlos.

Si alguna palabra puede resumir esta cinta es Soledad. En una ciudad oscura, poblada de seres anónimos, con su vida al filo del desastre, cada quien vive su propio infierno sin derecho a redención. La noche es su punto de encuentro; en ella sobreviven, se reproducen y mueren sin remedio en sus laberintos, tan solos como alguna vez llegaron a este mundo de sombras, jugando su vida al azar, pero “la moneda cayó por el lado de la soledad”, como diría Andrés Calamaro.

La “sangre y la lluvia” es la ocasión perfecta para fungir como voyeristas de una Bogotá que presentimos pero que tememos encontrar. Dirán, no sin razón, que es otra película más sobre la violencia de Colombia; pero es mucho más que eso, es sobre todo un extraño homenaje a Bogotá, a su noche y a los seres nocturnos que la recorren. Es un filme para los que aman manejar bajo la lluvia y perderse entre los laberintos de sí mismos. Una película triste y dura, con una factura excepcional y de esas pocas que son capaces de estremecer el espíritu invocando sentimientos perfectamente reconocibles, que sólo el buen cine es capaz de recrear.

Una lástima que joyas como esta no tengan acogida en nuestras propias salas de cine, que pasen desapercibidas. No obstante, es también una expresión elocuente de la calidad que puede alcanzar un cine tan poco desarrollado como el colombiano. Al ver cintas como esta, las esperanzas se renuevan.
avellano
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15 de enero de 2018
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El expresar la noche bogotana me parece algo muy interesante y no niego que pueda existir este tipo de situaciones en la Bogotá de sangre fría pero algo que salta es algunas cuestiones de guion o verisimilitud que aquejan. Acciones como que él encender velas a su hermano fallecido en la calle y que además llueve, quizá sin que hubiese llovido no sería un plano tan exagerado que conllevo a lo melodramático. Es de rescatar el acierto en la dirección de actores es muy pulido, sobre todo la de Hernán Méndez y de Gloria Montoya. Por otro lado la fotografía a lo largo de la película me parece muy plana, se repiten mucho el mismo ritmo de los planos. La ópera prima de Jorge Navas es un melodrama de la noche bogotana que deja huecos que sientes que se pudieron llenar.
JMRcine
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