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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
8
Acción. Ciencia ficción No recuerdas nada, principalmente porque has sido devuelto a la vida por tu esposa. Eres un cyborg llamado Henry y cuando descubres lo que ha sucedido con tu mujer, tu objetivo será vengarte atravesando toda Moscú si es necesario. Cinta de acción rodada íntegramente en primera persona. (FILMAFFINITY)
16 de abril de 2018
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Lo mejor: el sueño húmedo de cualquier jugador de videojuegos que se precie en el que se traduce esta cinta de acción rodada íntegramente en primera persona, siendo precisamente la extrema subjetividad, palpable desde la propia sinopsis, el principal alegato de cuantos críticos ha suscitado la misma, una transgresora e innovadora puesta en escena sin duda diferenciadora de cualquier otra producción; el violento e implacable autómata con el que se identifica directamente el espectador y sus acciones, reviviendo, flotando, asintiendo, negando, sintiendo, corriendo, escapando, volando, cayendo, sucumbiendo, saltando, disparando, colisionando, asesinando, golpeando, viajando, escalando, persiguiendo, destrozando, despertando, cercenando, degollando, cabalgando, buscando, limpiando, escupiendo, conduciendo, decidiendo, exterminando, aprendiendo, en este orden y repitiéndose algunas así como obviándose otras, apreciándose la acción en todo su divino esplendor en el contenido adicional de detrás de las cámaras que circula por las diferentes páginas oficiales de la película e incluirán las copias físicas de ella, primando los efectos artesanales en detrimento de los virtuales; la breve aparición de Tim Roth y su “tú pequeño cobarde” añade significación a tan trepidante experiencia, la cual no escatima en humor negro y trasfondo antiético, precisándose disponerla en alta definición (o al menos una decente) para enfatizar el visionario viaje de la ópera prima de Ilya Naishuller.

Lo peor: la historia no ofrece ningún tipo de contenido lógico, pero dicha incongruencia narrativa es la que consciente y temerariamente busca el director para firmar la mayor de las locuras fílmicas que un servidor recuerda, porque aunque la divagación como punto de inflexión no conllevaría demasiadas expectativas, el reto audiovisual está tan logrado que desatender a las leyes del consentimiento mínimamente ortodoxo y políticamente correcto es todavía más desafiante que hacerlo; el por qué de la cinta puede quedar en entredicho, pero el cómo, obviando nimias molestias como el excesivo y constante movimiento, es toda una incógnita, lo cual es, como poco, altamente meritorio a la par que adictivo; el estigma que precede a la mejor secuencia del metraje, cierto momento musical que representa una efímera procreación robótica, es tan lamentable como los sucesivos (y demasiado primitivos) recursos machistas, en primera instancia livianos, seguidamente irritantes y finalmente desmesurados.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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