¿Qué es lo que hace al ser humano lo que es? ¿Es únicamente una compleja red neuronal y una serie de impulsos eléctricos? ¿O es algo más? ¿Puede el ser humano crear una máquina a su imagen y semejanza? Puede que un sistema electrónico pueda llegar a razonar de una forma similar a un ser humano, ¿pero puede llegar a sentir? Podemos hacer máquinas para ser más libres, ¿pero qué ocurre si se da la vuelta a la tortilla y terminamos esclavizados ante ellas? Este tipo de preguntas se nos han planteado en diversos tipos de películas durante las últimas décadas, como por ejemplo Inteligencia Artificial de Steven Spielberg o Matrix de los hermanos Wachowski. Esta película se quiere sumar a la lista de las películas que se atreven a hablar de la diferencia entre las máquinas y sus creadores y el peligro que pueden acarrear las primeras para los segundos.

Sin duda alguna el tema que trata es el punto fuerte de la película: la crítica de los excesos del progreso tecnológico donde lo técnico supera a lo humano. Donde también se podría sacar una posible similitud con ciertas fórmulas políticas totalitarias y alienantes. Otro punto a favor de la obra es el tomar cierta posición neutral. Desde que se muestran tanto lo que pretenden, como todo lo que hacen por conseguirlo, los bandos; dejando que sea el espectador quien decida con cuál de los dos se queda. Pero, desgraciadamente, no se atreve a plantear los temas y los conflictos con toda la fuerza que éstos merecen; haciendo que en cierta trama se diluyan entre lo ordinario.

Esta es la ópera prima de Wally Pfister, director de fotografía habitual de las películas de Christopher Nolan. Este hecho, unido al argumento central de su debut como director, ha logrado que muchos esperaran que esta fuera la nueva Origen; provocando una decepción bastante generalizada. La gran diferencia entre un proyecto y el otro, es entre otras cosas, que Wally Pfister no ha demostrado la misma habilidad que su “maestro” contando historias. Ya que pese a hacerlo de forma muy estimulante, según avanzaba la trama todo iba hundiéndose hacia recursos demasiado habituales, tomando caminos bastante comunes para solucionar los problemas que se plantean. Para finalmente, terminarla con un desenlace decepcionante.

Otro de los puntos más interesantes de la obra es su espectacular reparto plagado de grandes actores y caras de sobra conocidas. Pero nadie recordará esta película como la que ofrece una de las mejores interpretaciones de ninguno de ellos. Todos están correctos en sus papeles, pero ninguno sobresale; tal vez Rebecca Hall y Paul Bettany. En cambio, algún actor se encuentra verdaderamente desaprovechado, con Cillian Murphy como claro ejemplo de ello. Pero eso si, quien quiera ver a un Johnny Depp más comedido, alejado de sus habituales histrionismos, no debería perder la ocasión.

En resumen, lo que aquí tenemos es una película de ciencia ficción bastante interesante, y alejada del modelo establecido de dicho género en las últimas décadas: esto es, efectos especiales espectaculares, acción frenética y explosiones a cascoporro. Cuenta una historia interesante pero la forma con la que la cuenta no es la más acertada, dando la sensación de que eso ya lo hemos visto antes. En otras palabras: una premisa demasiado original para un desarrollo tan convencional.

Lo mejor: El punto de partida, y las dudas que plantea.
Lo peor: La necesidad de un mejor guión que refuerce la premisa


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