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8
6,9
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Comedia
Maggie es un carguero cuyo viejo capitán se empeña en mantener a flote, a pesar de que se encuentra en un estado ruinoso. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta se trata sin lugar a dudas, de entre todas las películas dirigidas por Alexander Mackendrick; la menos conocida, la menos apreciada por la crítica, pero aun así la más personal. Aquí el director de origen escocés vuelve a la comedia de sus primeras películas, pero de una forma mucho más agridulce que en aquéllas. Aprovechando la historia que aquí se cuenta para abordar temas que ya trató en Whisky a go-go (trabajo con la que esta obra se mira cara a cara en muchos momentos) para darles un giro de tuerca.
La historia nos narra las peripecias de una pequeña y vieja embarcación que ha perdido la licencia para transportar mercancías; al menos que se repare, cosa que su tripulación no puede permitirse. Pero, debido a una serie de malentendidos, terminan transportando los muebles de un importante empresario americano. Los marineros, harán todo lo posible por terminar la misión, con la esperanza que con el dinero conseguido podrán salvar a la barca “Maggie”. Pero cuando el empresario se entera de las condiciones del barco, hace todo lo posible para recuperar su mercancía.
Como pasaba en su debut, aquí nos cuenta el enfrentamiento de dos mundos muy distintos: el nuevo mundo, el de la civilización, se encuentra representado por el empresario norteamericano Marshall (que como sucede en la más famosa obra de Berlanga, su nombre es una clara alusión al Plan Marshall), en un papel muy similar al que tuvo el capitán Wagger en su primera película. Frente al empresario se encuentran un grupo de viejos marineros escoceses de la vieja escuela, que comparten todos los aspectos negativos de los aldeanos de “Whisky a go-go”, pero ninguna de sus virtudes, siendo retratados aquí con mucha menos amabilidad. Y como sucedió en Many, el personaje que sobresale por encima del resto es un niño; se trata del joven grumete de la barcaza, siendo éste el más inteligente de toda la tripulación; pero aun así es el único que no se da cuenta de la ineptitud del capitán, hacia el que siente una exagerada admiración.
La historia nos narra las peripecias de una pequeña y vieja embarcación que ha perdido la licencia para transportar mercancías; al menos que se repare, cosa que su tripulación no puede permitirse. Pero, debido a una serie de malentendidos, terminan transportando los muebles de un importante empresario americano. Los marineros, harán todo lo posible por terminar la misión, con la esperanza que con el dinero conseguido podrán salvar a la barca “Maggie”. Pero cuando el empresario se entera de las condiciones del barco, hace todo lo posible para recuperar su mercancía.
Como pasaba en su debut, aquí nos cuenta el enfrentamiento de dos mundos muy distintos: el nuevo mundo, el de la civilización, se encuentra representado por el empresario norteamericano Marshall (que como sucede en la más famosa obra de Berlanga, su nombre es una clara alusión al Plan Marshall), en un papel muy similar al que tuvo el capitán Wagger en su primera película. Frente al empresario se encuentran un grupo de viejos marineros escoceses de la vieja escuela, que comparten todos los aspectos negativos de los aldeanos de “Whisky a go-go”, pero ninguna de sus virtudes, siendo retratados aquí con mucha menos amabilidad. Y como sucedió en Many, el personaje que sobresale por encima del resto es un niño; se trata del joven grumete de la barcaza, siendo éste el más inteligente de toda la tripulación; pero aun así es el único que no se da cuenta de la ineptitud del capitán, hacia el que siente una exagerada admiración.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Al principio, se nos describe a los marineros como unos simpáticos y entrañables personajes que harán todo lo posible por subsistir, en cambio Marshall se nos presenta como un avaricioso y despiadado empresario. En este punto, está muy próximo el planteamiento de “Whisky a go-go”; pero poco a poco se va distanciando más y más. Según avanza la historia, se va formando una imagen de Marshall mucho más humana y cercana; y siendo la única de las dos partes que trata de conseguir un acercamiento. En cambio, los marineros demuestran ser unos mentirosos y tramposos, que a diferencia de los aldeanos de Tobby; ni siquiera consiguen realizar bien su trabajo, ni son capaces te trabajar en equipo. Donde mejor queda reflejada la distancia moral entre ambas posturas es que, mientras el viejo capitán pide al joven grumete que pague su cuenta en el bar; Marshall, cuando pide dinero a los marineros para continuar una llamada telefónica, decide colgar cuando ve que es el grumete quien va a dárselo.
Mientras los marineros se burlan de Marshall, al tiempo que siempre que pueden intentan engañarlo y aprovecharse de él; éste en el momento final decide sacrificar su mercancía para salvar la barca, incluso acepta pagarles para que puedan salvar el barco; gesto que los marineros agradecerán rebautizando la barca con su nombre. Aunque sean los marineros quienes se han salido con la suya, al final se han quedado prácticamente como estaban al principio. En cambio, Marshall ha sufrido una gran transformación durante en el viaje; como bien refleja su aspecto físico: al principio; era el arquetipo de hombre de negocios trajeado y perfectamente peinado. Poco a poco, su aspecto va cambiando, hasta parecer un marinero más del barco; incluso su propio empleado tarda en reconocerlo cuando lo ve en el puerto. Además; lo aprendido en el viaje, sobre todo la charla con la joven después de la fiesta, hará que sea capaz de solucionar sus problemas conyugales; hay que destacar que los muebles iban a ser transportados a la casa que había comprado para ese mismo propósito.
El joven grumete, por su parte, forma parte de los inocentes letales habituales en los films de MacKendrick. Pese a ser el único que demuestra inteligencia de la tripulación, ésta solo servirá para ayudarlos en sus fechorías. Y como en otras películas del director, sin darse cuenta meterá en problemas a las personas que lo rodean: hará que el empleado de Marshall termine en prisión por caza furtiva siendo inocente, y casi matara al propio Marshall para que no cumpla su amenaza de vender la embarcación para que la conviertan en chatarra.
Mientras los marineros se burlan de Marshall, al tiempo que siempre que pueden intentan engañarlo y aprovecharse de él; éste en el momento final decide sacrificar su mercancía para salvar la barca, incluso acepta pagarles para que puedan salvar el barco; gesto que los marineros agradecerán rebautizando la barca con su nombre. Aunque sean los marineros quienes se han salido con la suya, al final se han quedado prácticamente como estaban al principio. En cambio, Marshall ha sufrido una gran transformación durante en el viaje; como bien refleja su aspecto físico: al principio; era el arquetipo de hombre de negocios trajeado y perfectamente peinado. Poco a poco, su aspecto va cambiando, hasta parecer un marinero más del barco; incluso su propio empleado tarda en reconocerlo cuando lo ve en el puerto. Además; lo aprendido en el viaje, sobre todo la charla con la joven después de la fiesta, hará que sea capaz de solucionar sus problemas conyugales; hay que destacar que los muebles iban a ser transportados a la casa que había comprado para ese mismo propósito.
El joven grumete, por su parte, forma parte de los inocentes letales habituales en los films de MacKendrick. Pese a ser el único que demuestra inteligencia de la tripulación, ésta solo servirá para ayudarlos en sus fechorías. Y como en otras películas del director, sin darse cuenta meterá en problemas a las personas que lo rodean: hará que el empleado de Marshall termine en prisión por caza furtiva siendo inocente, y casi matara al propio Marshall para que no cumpla su amenaza de vender la embarcación para que la conviertan en chatarra.