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Voto de Alejandro:
8
Terror. Romance Un pintor deprimido por la muerte de su esposa conoce a una sirena enferma por la contaminación. Antes de morir, ella le regala su sangre y su pus para que le pinte un retrato con ellos. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2019
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Quinta entrega de la siempre controvertida saga japonesa de seis películas "Guinea Pig", de la que al menos en Japón no se producirá jamás una séptima parte, al estar prohibido titular una película con la palabra "cobaya" o "conejillo de indias" en inglés.
Ya he hecho una valoración de la primera y de la segunda parte y me he saltado tanto la tercera como la cuarta entrega para criticar esta por dos razones fundamentales. Es del mismo director que la segunda parte, la cual me gustó, y la otra razón es que sé que las otras tres películas de la saga guardan un tono bien distinto al de la primera, la segunda y la quinta. También es importante señalar para los que no han visto ninguna película de "Guinea Pig" que no sólo cada una fue dirigida por alguien distinto, sino que sus historias no están unidas y cada película es diferente, con un estilo y un argumento distintos, así que poco importa el orden con el que se vea la saga.
Pero solo hay dos en las que coincide un mismo director, el mangaka Hideshi Shino, y su huella personal en ambas se nota, además de que son las mejores películas de la saga y con diferencia. A mí esta me ha encantado, pero puedo entender que tenga esa puntuación global tan baja (un 4,8) porque no es una película que le pueda gustar a todo el mundo y ello reduce el círculo de personas a las que se les podría recomendar verla. Lo que mancilla a este tipo de películas es que al público más aprensivo e intolerante con la crudeza gráfica y las imágenes grotescas siente tanta repulsión por lo que está viendo, que tan sólo se queda con las imágenes desagradables y enfermizas que muestran producciones tan peculiares como "Guinea Pig 5: Mermaid in the Manhole", lo que bloquea la capacidad de ese tipo de público, que es una gran mayoría, para sentir algo que no sea repulsión y captar los mensajes que pueda transmitir lo que está viendo, por lo que toda inspiración emocional y pretensión quedan reducidas a nada. Asimismo, en algunas críticas de la saga he podido leer comentarios como "sólo le gustará a enfermos mentales" o "hace falta estar enfermo para que esto pueda gustar", y es probable que "Guinea Pig" sea una saga para nosotros, los enfermos mentales, ya que si tales comentarios son observaciones objetivas, yo debo estar muy mal, porque esta quinta película me ha maravillado.

Si la segunda "Guinea Pig" pretendía parecer una película snuff, en lo que falló al tener un lenguaje cinematográfico muy desarrollado con planos y efectos de cámara que no aparecerían en un simple vídeo casero, en esta quinta película se abandona esa pretensión de hacernos creer que lo que vemos es un asesinato real siendo grabado. Lo que sí es verdad es que al ser las dos de Hideshi Hino comparten muchas similitudes y entre ellas está la intención artística, el tono poético de la cinta, la intención de inspirar sentimientos, emociones y pensamientos variopintos, y si la segunda película conseguía inspirar muchas sensaciones al mismo tiempo, ésta ofrece toda una amalgama.

La sinopsis, la visión central de la película es tan perturbadora como directa. Un pintor viudo apesadumbrado conoce en las cloacas a una sirena enferma que le da su sangre, su pus y sus fluidos corporales para que pinte un retrato. La sirena cuando la encuentra brilla en la siniestra oscuridad y es una mujer muy hermosa pero herida y gravemente enferma, y su condición irá empeorando hasta corromper su cuerpo de una forma terrible y dolorosa.
Aquí a diferencia de las demás entregas no hay ninguna tortura, no hay asesinos y se puede decir que tampoco es que haya mucho gore, y lo difícil de asimilar es el estado de la sirena, cuyo cuerpo como se puede ver un poco en el póster se llena de dolorosas ampollas, tumores, pústulas, costras y quistes que supuran sangre y pus, y hacen que sufra mucho, un dolor que comparte con el espectador, que siente constante pena por ella y por el pintor. El progreso de la terrible enfermedad que carcome a la bella sirena está muy bien representado pero los efectos se perciben bastante más descuidados que los de "Guinea Pig 2", que era en el aspecto gráfico, más realista, lo que implica que no pueda ponerle un nueve a esta.

Lo primero que transmite la película, por supuesto, es ese mensaje ecologista. Los japoneses son amantes de la naturaleza a pesar de vivir masificados en un 20% de su archipiélago (al ser la mayor parte del país montañoso y con muchos volcanes), y la superpoblación, la amenaza nuclear, la contaminación y la humanización imparable del medio, junto al ruido y al auge de la tecnología y la industria desde la Restauración Meiji han sido objeto de preocupación para muchos artistas japoneses, y Hideshi Hino lo expresa con esa alcantarilla que no hacía mucho tiempo fue el curso de un río y en el que el pintor encuentra a la sirena, atrapada allí desde entonces. Y a pesar de sacarla e intentar cuidarla, sigue estando fuera de su medio y no puede existir fuera de ese entorno natural al que antes pertenecía y basta con que saques algo de su medio natural para que "se pudra" o pierda su esencia, por muchos cuidados artificiales que proporciones...Sigo en el spoiler sin revelar nada...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alejandro
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