Si hay un actor que hace honor cuando aparece a la expresión "llenar la pantalla", es Marlon Brando. La forma de moverse del de Omaha, sus movimientos, son unicos en la historia del cine. Tiene algo que ver con la manera en que proyecta su cuerpo, su peso, que hace que el resto de actores giren de alguna manera a su alrededor, opacados por su brillo.
En esta película se da uno de los mejores ejemplos de su genio para la actuación, en la secuencia en que entra al café y habla con la chica por primera vez. Nunca nadie resulto tan duro, tan distante, tan seductor y a la vez tan simpatico. Impresionante.
Por lo demás, buena película. Aunque tenemos mejores exponentes en la temática de chicos malos y rebeldes, esta no deja por ello de ser recomendable, gracias a una historia entretenida y, cuanto menos, curiosa.