Lo cierto es que resulta bastante sencillo jugar con la imagen que los demás tienen de nosotros. Teniendo la consciencia suficiente, podemos alterar la percepción de los demás con unos simples gestos, palabras o modificaciones en nuestra imagen. Esto es lo que hace el protagonista de esta película, que, si bien resulta fantasiosa en demasía, es curiosa en este sentido. DiCaprio le coge el gusto a la impostura y la falsificación, lo cual le llevara a una persecución sin aliento contra un empecinado agente del FBI.
El protagonista, aparentando lo que no es, consigue llegar a ser lo que aparenta. Nuestras percepciones de los demás estan en gran medida basadas en la experiencia, y no en la verdadera observación. Por eso, si vemos a un hombrecillo con un traje de piloto, asumiremos que es un piloto, y no un hombrecillo disfrazado de piloto como realmente es. Quizás deberíamos ser más conscientes, más perspicaces, pero es una cuestión espinosa, bastante tenemos ya con observarnos a nosotros mismos.
En definitiva, pelicula que nos habla sobre las facilidades que existen para jugar con nuestra imagen a los ojos de los demás, el precio de la percepción, el fingimiento, el disimulo.