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Voto de horacio:
10
6,8
1.327
Musical. Romance
Adaptación cinematográfica del musical homónimo que se estrenó en Broadway en 1960. Trata sobre la legendaria historia del reino medieval de Camelot. El caballero francés Lancelot du Lac o Lanzarote del Lago (Franco Nero) llega a la corte del rey Arturo (Richard Harris) para integrarse en la Orden de la Mesa redonda, recién creada por el monarca inglés. Lancelot se enamora de la reina Ginebra (Vanessa Redgrave) y su amor es ... [+]
1 de octubre de 2008
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que comienza te introduces en un paisaje y una atmósfera legendarios, y te sorprende ver cómo el buen salvaje de tantas películas interpretado por Richard Harris se convierte en un tipo sensible, delicado, un hombre dado al amor como primera de todas las causas, y ya te sorprende menos cuando su objeto de deseo y fraternidad es Vanessa Redgrave, tan encantadora, ingenua y perversa como pocas, y luego llega el otro, el guapo de guapos italiano, Franco Nero y la historia se ramifica allí por donde la mayoría sabe ya que muchas veces se ha contado este mítico triángulo amoroso.
Pero son tres en uno, todas las partes confundiéndose con canciones magistrales y una puesta en escena como sólo Joshua Logan es capaz de hacer, el mismo director de tantas películas inolvidables (Picnic, Bus Stop, LA leyenda de la ciudad sin nombre), casi siempre ligadas a su origen teatral. En este CAMELOT, el teatro está muy presente por la estructuración de sus secuencias pero alcanza al cine y lo transmuta en uno de los musicales más hermosos de la época, y eso que en los 60 hubo muchos y muy buenos.
Los actores se comunican extraordinariamente entre ellos y gozan y sufren los avatares del condenado amor entre melodías fascinantes.
Tan hermosa producción tiene una pega que desvelo en el spoiler.
Pero son tres en uno, todas las partes confundiéndose con canciones magistrales y una puesta en escena como sólo Joshua Logan es capaz de hacer, el mismo director de tantas películas inolvidables (Picnic, Bus Stop, LA leyenda de la ciudad sin nombre), casi siempre ligadas a su origen teatral. En este CAMELOT, el teatro está muy presente por la estructuración de sus secuencias pero alcanza al cine y lo transmuta en uno de los musicales más hermosos de la época, y eso que en los 60 hubo muchos y muy buenos.
Los actores se comunican extraordinariamente entre ellos y gozan y sufren los avatares del condenado amor entre melodías fascinantes.
Tan hermosa producción tiene una pega que desvelo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hay una enorme diferencia entre la primera y segunda parte y el tramo final, algo así como la última media hora o últimos veinte minutos. Como El Rey y yo, West Side Story y unos pocos más: es un sensual musical con un final trágico que uno no quiere que suceda. Hasta el momento final esperas que no acabe así, que el Rey tenga cojones para resistir la traición de su chica con su mejor amigo y solventar todas las presiones para que esto no ocurra... y que partan, en un lance imposible, a convivir los tres compartiendo comida, sueños, risas y cama. A Joshua Logan tampoco le gustaba este trágico final, por otra parte fiel a la historia legendaria, así que en La Leyenda de la ciudad sin nombre se dio el gustazo de que dos machotes como Lee MArvin y Clint Eastwood compartan durante un tiempo el amor fraternal y carnal de la delicadísima Jean Seberg, y santas pascuas. PEro esa es otra historia. Da mucha pena el final de Camelot: pero es lo que hay y también se puede disfrutar porque la tristeza, como en las buenas óperas, siempre es más llevadera ... con buena música.