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España España · Barcelona
Voto de Psicólogo:
6
Drama Howard Roark (Gary Cooper) es un arquitecto vanguardista, ávido de romper con todo lo hecho hasta ahora en los terrenos de la arquitectura. Dominique Francon (Patricia Neal) es una columnista del periódico The Banner de New York que también ama la individualidad y todo lo que libere al hombre de la esclavitud de las ideas. Juntos, pero "separados", iniciarán una guerra contra el mundo de lo convencional. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2018
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de propaganda política en el contexto de la oposición ideológica norteamericana contra el comunismo.

Pero más que centrarse en el conflicto ideológico entre individualismo y colectivismo, sin quererlo la película refleja la psicopatía de sus protagonistas principales, especialmente el director del periódico y el arquitecto protagonista.

El arquitecto (Gary Cooper) tiene rasgos marcadamente psicopáticos:

- Es egoista, sólo piensa en cumplir sus ideales.
- No tiene empatía: es insensible a las necesidades del público a quien van dirigidos los edificios. Así, vuela un edificio destinado a personas pobres porque no cumple sus estandares estéticos. Manifesta claramente que él no busca el bien de la gente.
- Es inmoral: nunca juzga a los otros, sinó que se une a ellos por conveniencia sin importarle su catadura moral. Por eso, no duda en vincularse al dueño del periódico Banner, también de personalidad psicopática.
- Más que disfrutar de las relaciones sociales, las utiliza para su beneficio.
- Es manipulador: durante el juicio hace una alegato maniqueista a favor de la individualidad, y al hacerlo miente. En realidad, los mayores logros de la humanidad han sido obra del conjunto de la sociedad.
- Emocionalmente es muy frio.
- Fuerza sexualmente a una mujer.

Por otra parte, el director del Banner es otro psicópata de características similares al anterior: no le importa la verdad; no duda en difamar para vender diarios; es egoista y egocéntrico.

Durante la película aparecen otros personajes de características psicopáticas y éso nos hace pensar que tal vez una buena parte de los "peces gordos" de esta sociedad son psicópatas integrados.

Por otra parte, el guión es absurdamente irreal: relaciones afectivas extrañas, encuentros imposibles, arquitectos terroristas...

En conclusión, la película sólo se salva por los actores, la fotografía, el glamour de los ricos y porque nos ayuda a distinguir claramente la propaganda capitalista y el culto americano a la individualidad, y sobretodo, para conocer mejor a los psicópatas integrados...personajes que como Gary Cooper, pueden ser muy seductores.
Psicólogo
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