Empíricamente demostrable, mediante el método científico latente en el alma de los inventores, es la conducta de retratar con veracidad la vida en su amplio espectro de moralidad dinámica. Maquiavelicamente legítima, Ejecución de un elefante es el primer golpe Snuff del séptimo arte; el asesinato de la ley moral a fin de aleccionarnos sobre la superioridad del humano, en su conciencia tripartida del yo, superyo y ello. ¿Que importa un elefante? ¡Que se joda! ¡Viva el arte! ¿Que el fin no justifica lo medios? Si hombre, poca vida han vivido aquellos que se atrevan a sucumbir ante tal idiota precepto pues ellos sucumbirán en el olvido mientras que este elefante perdurará en la eternidad articulando la veracidad del arte fílmico y legitimándolo como el arte por antonomasia, entre los entresijos de lo concreto, que podemos ver sin necesidad de descripciones.