Los días pasaron y no puedo negar que me costó hallar algo de motivación y fue más bien compromiso hacer una reseña de “Un asesino muy especial” (1997) que pese a estar a las puertas del nuevo Milenio, nos hizo retroceder a las comedias románticas “candy” de los ochentas. No es un halago.

Fuera del hecho de John Cusack vio desteñir y languidecer su carrera por películas como esta donde suele actuar haciendo el mismo personaje, hay poco de ambición y coherencia en el relato de un “asesino a sueldo”, frío y calculador volviendo al terruño para cohibirse frente a un viejo amor adolescente encarnado por la adorable Minnie Driver.

Es una comedia romántica de nicho, que se farrea al clásico Dan Aykroyd, mete a toda la familia Cusack y Alan Arkin, Jenna Elfman y Jeremy Piven hacen cameos casi sin sentido que desperdician su talento. Al final no consigue eso, es una parodia de acción y te hace dudar si realmente lo hacen a propósito.

Con todos los clichés, es cierto, logra medianamente y casi de forma tibia atraer al conseguir momentos de química entre la pareja de protagonistas pero las situaciones absurdas, nula coherencia de guión y resoluciones surrealistas de escenas son toda una prueba a la tolerancia.

Por cierto que su titulo original es casi tan intraducible como lo impresentable de su premisa.

Recomendación:
Discreta.

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