Visionar un telefilm como el de "Hermanas hasta la muerte", es una actividad similar a ver cualquier telefilm de sábado domingo. Hacerlo a horas intespestivas, es desdeluego, algo propio de masoquistas, pero la parrilla televisiva no ofrece nada mejor, y ante esta situación, uno opta por una solución que le lleve a entretenerse un rato antes de irse a la cama.
De la película se pueden decir pocas cosas: importante giro de guion hacia el ecuador mal planificado, historia repetida hasta la saciedad, actuaciones mediocres, entretenimiento aceptable y metraje correcto para lo poquito que se nos ofrece.
Lo que más llama la atención de esta oferta televisiva es, sin duda, la capacidad de hacerme creer una y otra vez, que uno va a encontrar ahí un producto interesante. Y desdeluego, en efecto, aunque no encuentre nada realmente interesante, estas pelis sirven para echar el rato, para acumular votos, y para irse a dormir uno feliz habiendo escrito una nueva crítica, con la intención de que si hubiese algún lector, éste se plantease si, de veras, merece la pena seguir viendo estos subproductos de Canadá.