A la hora de valorar un producto como el que nos ocupa, considero de vital importancia tener en cuenta para lo que está elaborado. Por eso, a la hora de entretener, creo que Johnston es por esta película un especialista que consigue a través de una premisa tontorrona, sacar un pasatiempos digno de estar entre las mejores películas de aventuras que servidor recuerde. Porque sinceramente en una escala de entretenimiento la película alcanza para mí un sobresaliente. Si no le doy mayor puntuación que 7 buena, es por el argumento, que como ya digo trasladado a pantalla resulta interesante.
Porque está claro que no es la obra maestra del cine familiar, pero no le hace falta. Es un buen producto encaminado a la aventura más que a la comedia, dejando de fondo un liviano dramatismo, conseguido gracias entre muchos factores al personaje de hormi, que viene a mostrar que el mundo animal bien se merece un respeto.
Para mi la película cuenta con una estupenda ambientación, dando paso a una selva tropical bastante curiosa al observarse como un simple jardín si lo trasladamos a la miniatura se queda en un complejo lugar para vivir, teniendo que enfrentarse los personajes "infantiles" a una serie de inconvenientes (corta-cesped, abeja, hundimiento por leche, ríos etc) en su búsqueda de la supervivencia. Y para mi conectamos, porque a decir verdad la aventura es prodigiosa, empatizándose en todo momento con estos personajes simpáticos a rabiar, es decir, muy entrañables.
Todo este compendio se alterna con escenas bastante logradas, como la de los cereales en los que los niños están a punto de sucumbir ante el posible cuchareo del padre.
Pero resaltar nuevamente la calidad de los efectos especiales para mi conseguidos, aunque pelín obsoletos hoy en día, frescos si hacemos balance.
Aunque le doy un 7, realmente es un 7 alto, ya que podemos disfrutar de una cinta de aventuras tan lograda como otras del mismo calado, destinadas a esas personas que en definitiva, tengan el niño en su interior. Y creo en este hecho, en el fondo todos tenemos nuestro lado infantil.