El acoso escolar ha cobrado mucha importancia en los últimos años. Ocupa más atención de lo que había hecho nunca, e ignoro el por qué. De cualquier forma, lo que hace Klass es demostrarnos que éste es un fenómeno al cual no hay que ignorar, no importa su magnitud o duración. Después de todo, de allí podrían salir monstruos, desde los acosadores hasta las víctimas.
Las actuaciones son dignas, la ambientación y la fotografía también (aunque las transiciones entre las partes son un poco extrañas), pero su principal baza son personajes bien construidos (excepto el del padre de Joosep) y una sobriedad narrativa que aleja a la película del efectismo y del espectáculo, dándole todo el impacto que requiere. El final es, sin duda, la mejor parte del filme, pues deja al espectador con un sabor entre tristeza, amargura y rabia.