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España España · Ponferrada (Leon)
Voto de Antonio:
5
Comedia. Drama Dos enfermos terminales de cáncer, de caracteres y mundos completamente opuestos, entablan amistad. Edward Cole (Jack Nicholson) es un engreído millonario mientras que Carter Chambers (Morgan Freeman) es un modesto mecánico. A pesar de todo, deciden emprender juntos un último viaje para poder hacer, antes de morir, todas las cosas que siempre han deseado. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2008
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
AHORA O NUNCA es una película con muy buenas intenciones y con un planteamiento diferente en torno a temas tan delicados como la muerte. No obstante, por culpa de un guión previsible, lleno de tópicos y con situaciones poco creibles desaprovecha un buen punto de partida. Es más, sino fuera por la presencia de estos dos grandes monstruos de la interpretación, sería un título totalmente olvidable y pasaría desapercibido por las carteleras. El gancho fundamental de Ahora o Nunca, no lo olvidemos, son estos actores que bordan unos personajes que tienen mucho de si mismos y que ya les hemos visto interpretar en ocasiones precedentes. El contrapunto de caracteres no puede ser más opuesto. Nicholson es histriónico, egocéntrico, orgulloso, cínico, vividor y socarrón. Por el contrario, Freeman es sabio, contenido, sobrio, generoso, familiar y humilde. Es un prototipo habitual que estos genios dominan a la perfección y es evidente que han disfrutado de lo lindo en la primera ocasión que trabajan juntos. Se nota como la química entre ellos es especial y algunas réplicas en los diálogos son geniales. Se agradece también el tono optimista y vitalista que aligera situaciones tan dramáticas, evitando subrayar la tragedia y el miedo a la muerte. Sin duda, la parte ambientada en el hospital cuando se conocen los protagonistas es lo más logrado porque transmite cierta naturalidad y sencillez a través del día a día de los enfermos, sus inquietudes, rarezas y anécdotas de todo tipo. Después, se da un giro al guión y cuando intentan llevar adelante sus deseos incumplidos antes de morir, hay escenas y secuencias forzadas, nada convincentes, rodadas con ritmo pero de una forma precipitada. A pesar de todo, y aún reconociendo que Rob Reiner no era el director más adecuado con esa tendencia a copiar el estilo de Frank Capra, esta película merece la pena ser vista única y exclusivamente por la presencia de dos actores ya clásicos y opuestos entre sí: Nicholson y Freeman. Hay que quitarse el sombrero con ellos y ¡Qué les quiten lo bailao!.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio
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