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España España · MÁLAGA
Voto de Pablo:
9
Drama Después de haber entrenado y representado a los mejores púgiles, Frankie Dunn (Eastwood) regenta un gimnasio con la ayuda de Scrap (Freeman), un ex-boxeador que es además su único amigo. Frankie es un hombre solitario y adusto que se refugia desde hace años en la religión buscando una redención que no llega. Un día, entra en su gimnasio Maggie Fitzgerald (Swank), una voluntariosa chica que quiere boxear y que está dispuesta a luchar ... [+]
21 de junio de 2020
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Si hablamos de cine contemporáneo, pretendiendo establecer paradigmas, quizás estemos pecando de pretenciosos. Sin embargo, no se puede negar que hay una marcada tendencia a un cine popular celérico, de planos cortos y montaje anfetamínico, de travelings espídicos y diálogos que se encuadran en un sinfín de planos (cenitales, medios, zooms...) configurando un lenguaje que lleva la máxima "el cine es el arte en movimiento" hasta límites paroxísticos. Con está deriva – es necesario redundar en que estamos estableciendo una generalización en base a un cine de fácil acceso- asfixiante, Clint Eastwood bien podría ser, de modo paradójico, uno de los grandes referentes contraculturales del cine de masas, que ha fundado una suerte de modernidad clásica.
Si bien es cierto que su lenguaje es cada vez más refinado, no abandona la idea de que la digestión de su obra es de carácter reposado y que sus películas se cuecen a fuego lento, huyendo de los lenguajes efÉmeros a los que se han habituado la mayoría de espectadores. Million Dollar Baby transcurre de manera gradual, sin aspavientos, dilatando el tiempo donde otros lo acortarían, para acabar en un final tan bello como imperfecto, dejando una huella perpetua.

En esta película encontramos los elementos clásicos que han hecho de Eastwood un director con un mundo propio: la oda al "loser", los diálogos secos y cortantes, donde se filtra con sutileza un amor contenido, el plano sostenido que a veces deja respirar a sus personajes y otras los ahoga, un montaje que huye del truquismo y cuya sencillez es clave para el desarrollo de la historia, así como ciertas metáforas también sencillas -la mirada cruzada de la protagonista con una niña y su perro donde transluce la inocencia- así como otros rasgos estilísticos marca de la casa. Cierto que dichas virtudes se ven mermadas por otras características de Eastwood: los personajes secundarios son planos y solo sirven como conductores de la historia o un guión cuyo punto de inflexión explota de forma abrupta, casi grotesca. Si es cierto que esto impide que Million Dollar Baby sea una obra redonda, no es menos cierto que hay belleza en su imperfección, que es la misma que exhuman en cada plano sus personajes principales, llenos de heridas imposibles de cicatrizar, pecados que no pueden ser redimidos y sueños que se tornan en pesadillas. Y aquí es donde entra un nuevo elemento formal en el cine de Eastwood y que impregna la película, indicando la depuración propia de un maestro.

Los personajes que tan bien recrean Eastwood, Freeman y Swank se mueven siempre en un entorno de claro oscuro: la iluminación tenebrista es fundamental para entender el espacio sombrío que transitan estás personas con el alma rota, cuya existencia transcurre mayormente en las sombras pero, que en algunos momentos, son envueltos por una luz tenue rompiendo la oscuridad que les constriñe, lo que fugazmente les permite emerger de las tinieblas. Es precisamente en ese (breve)momento, donde sin necesidad de verbalización, comprendemos que el espacio luminoso es el único en el que tres personas con males incurables, pueden al menos entre ellos, lamerse las heridas.
Pablo
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